martes, 28 de febrero de 2012

ISRAEL, SEGUNDO DÍA: La vida del Lago

La mañana del segundo día nos brindó la luz que el día anterior nos ocultaron los nubarrones y chubascos. Y de nuevo ante nosotros el lago de Tiberiades, y el barco esperando para cruzarlo. Espontáneamente brotó la oración de la mañana: “Pescador, que a la orilla del lago …”. Este espacio es profundamente emotivo porque te reencuentras con las páginas más bonitas del evangelio. Jesús pasea junto al lago, entre él, se reúne con los pescadores, llama a los primeros servidores del Reino, y acaba siendo el espacio de una pesca milagrosa; y el milagro de la segunda llamada a un Pedro que tiene que transformarse interior y exteriormente para ser su testigo, … “¡qué paz transmite este espacio!”.

Y del lago, aunque sin perderlo de vista, llegamos al monte de las Bienaventuranzas. Aquí está el corazón del Reino que Jesús abre en la vida de los que le siguen. Otro espacio para recrear la fe y celebrar la eucaristía al aire libre en uno de los muchos altares que se encuentran en este precioso lugar, y poder escuchar “felices, dichosos, bienaventurados, … y es que la Palabra del Galileo es una buena noticia para esta humanidad tan necesitada de buenas y de bellas palabras. Nosotros celebrábamos poder estar en este espacio tan lleno de paz, de silencio, de oración, … y disfrutarlo de verdad.

Pero no hay buena noticia sin mesa compartida, aunque sea sobre una sencilla piedra, y recibir la invitación: “ Dadles vosotros de comer”, aunque sea con tres panes y unos cuantos peces. “Tabga”, el lugar de la gratuidad multiplicada, nos mostraba, y de nuevo en torno al lago, que las verdades del monte de las bienaventuranzas tenemos que leerlas en la vida como Jesús las vivía: sabía entender y acompañar a las multitudes que le seguían, les acogía junto a él, curaba a los enfermos de sus males, provocaba la pregunta en sus más allegados, invitaba al compromiso, … y a nadie privaba de la Gracia del Padre que les ama de verdad y los dones del Reino servidos para todos.

Nos esperaba de nuevo el Lago, en el precioso lugar del Primado de Pedro, y en aquella orilla en la que Pedro pescaba después de la muerte del Maestro. Este espacio que es renovación de amor y de misión, … “ Pedro, ¿me amas más que estos?”, … Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”. Y en la orilla, unas piedras, unas ascuas encendidas y un pez asándose. Experiencia de resurrección, de vida, de esperanza, … y de misión. Qué sencillo es este lugar, … que elocuente es la orilla de este mar de llamadas y respuestas, …qué sencillez de capilla, …

A unos escasos kilómetros, qué bello es el pueblo de Cafarnaúm, pueblo de pescadores con su pequeño puerto judío, para reencontrarse de nuevo con Pedro y su casa, … con la curación de su suegra, … con el paralítico descolgado desde el tejado, … o aquella sencilla sinagoga en la que Jesús entraría muchas veces en su vida. Este lugar del norte, de la Galilea profunda en la que Jesús inicia su misión, …sin miedos ni complejos, … llegando al corazón de esta gente trabajadora y con la vida sencilla, aunque dura, en medio de este pueblo.

Por la tarde nos esperaba el río Jordán, el espacio del Bautista, …y la epifanía del evangelio: “Este es mi Hijo amado, escuchadle”. Tuvimos la oportunidad de renovar nuestro bautismo en uno de los muchos accesos hasta el agua del río, que venía crecido por las lluvias del día anterior; “un solo Señor, una sóla fe, un solo bautismo, …”. Un espacio natural, con el agua bastante revuelta, y, con perdón, ¡con las ratas de agua más grandes que he visto en mi vida! Pero así era Juan el Bautista, … un hombre rudo, con la valentía en la palabra, que llega del desierto para cumplir su misión y que prepara la conversión del pueblo en estas aguas, … todo un privilegio estar aquí.

Y para brindar, … allí estaba Caná de Galilea, … con lo que quedan de las tinajas de unas bodas muy especiales. No encontré el vino de reserva de hace más de dos mil años, pero sí a muchas familias que vienen a esta iglesia a renovar sus promesas de amor, de entrega y de fidelidad, … deseando ser familias unidas y testigos de la fe.

Cenamos y nos quedaba cerrar este día con un regalo muy especial, … una vigilia de oración desde el barco en el centro del lago de Galilea, …. “Maestro, te seguiré, …”, este lugar, en la noche, con las luces del pueblo de Tiberiades al fondo, o la pequeña Magdala, o la Ciudad Alta, … hablan por sí sólo de este Jesús: el sonido del agua, la tranquilidad, la brisa fría en la noche, el barco, … y poder renovar la llamada en el ministerio desde el pasaje de la tempestad para ahuyentar las dudas y los temores, o sentirte agarrado por su mano que nos dice no tengáis miedo. La noche y la oración en este lago es una de las experiencias que más me llenaron en este viaje. Este mar de Galilea abre la presencia del Jesús más joven, vital, animado, y las páginas de los evangelios hablan por sí solas.  De verdad, …