sábado, 23 de junio de 2012

JUAN EL BAUTISTA, ... PROFETA Y MAS QUE PROFETA

Son muy numerosos los textos del Nuevo Testamento que nos hablan del Bautista; incluso el mismo Jesús habla de Él:  « ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre lujosamente vestido? ¡No! Los que visten con lujo están en los palacios de los reyes. ¿Qué salisteis, entonces, a ver? ¿Un profeta? Sí, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: Yo envío mi mensajero delante de ti, él te preparará el camino” (Mt 11,7b-10).

Juan Bautista no es nada sin Jesús. La grandeza de Juan, de hecho, está en su pequeñez, en su “dependencia”, en su apagarse para que el Otro luzca. Vino para ser “testigo de la luz”, y él mismo no es nada sin la Luz. Su vida está íntimamente unida a la de Cristo, vive por Él y para él, hasta sufrir como Cristo el martirio. Jesús, al decir que le miremos nos incita a que le imitemos: “Os digo que entre los nacidos de mujer no hay otro mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos es mayor que él” (Lc 7,27).

Juan, el profeta

Juan es un profeta, el último profeta de la Antigua Alianza. Invita, como todos los profetas de Israel, a la conversión; prepara los caminos para que el Señor pueda nacer en el seno de su pueblo.

Profeta es el que ha experimentado a Dios en su vida, el que se ha encontrado con él. De Juan Bautista se dice que ya saltó de gozo en el seno de su madre cuando María la visitó (cf Lc 1,44).
Profeta es el que Dios llama para dar la vuelta a la realidad anquilosada; El profeta anuncia el cambio de las estructuras de pecado por estructuras de gracia.

Profeta es el hombre capaz de acercar a los hombres el consuelo de Dios. "...Viene el que es más fuerte que yo, Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. ... Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio" (Lc 3,16.18).

-con su estilo de vida austero, muestra la relatividad de las cosas de este mundo, su transitoriedad, y su poca importancia ante la “nueva luz” que nos espera;


-con su palabra anuncia dónde está la verdadera vida: en el seguimiento de Jesús.

-también con su palabra denuncia las situaciones injustas, los pecados, tanto sociales, como personales;

-como profeta, su mensaje es universal, no se cierra en los límites nacionalistas, sino que se abre a todos los hombres de todos los tiempos, ya que su fin último no fue crear escuela, hacer un grupo propio, sino abrir los ojos de todos los hombres para que puedan encontrar el camino hacia Dios.

“Es preciso que Él crezca y yo disminuya” (Jn 3,30)

Podemos entresacar para nuestra vida ciertas actitudes y valores que bien nos sirven para vivir el estilo del Bautista:

-          Conversión: tener un estilo de revisión de vida que nos ayude a reconocer nuestras debilidades para vivir el amor del Padre y ser testigos de Jesucristo en medio de la realidad.
-          Preocuparnos más por el “ser que por el tener”, para no dejarnos invadir por la atmósfera consumista que nos rodea, libres de apegos innecesarios.
-          Vivir la humildad, para que reconociendo nuestras propias limitaciones, dejemos paso a los demás.
-          Ser coherentes en la verdad para vivir la bondad de Dios.
-          Abrir nuestra experiencia a los valores del Reino, para acogerlo como un don en la vida y una tarea en el compromiso cristiano.