sábado, 11 de agosto de 2012

ALIMENTARSE DEL VERDADERO PAN

Seguimos en este domingo con la lectura continuada de este amplio capítulo seis del evangelio de san Juan, y Jesús continúa presentándose como el Pan de la Vida. Desde lo pequeño, desde lo cotidiano, desde la misma fe, Jesús se hace Pan para cada uno de nosotros, … ¿ no será para que nosotros, cristianos, nos hagamos también Pan para esta humanidad tan necesitada de oportunidades?

Nosotros queremos seguir al Señor en medio de nuestra vida y necesitamos alimentarnos de Él, … identificarnos con su Palabra, con sus gestos y signos, sentirle a Él en cuanto pensamos, sentimos y hacemos, sentirnos atraídos por su persona. Pero Jesús nos advierte que nadie puede llegar a Él “sino lo atrae el Padre que me ha enviado”, es decir, el Padre anima nuestra respuesta para el encuentro con Él, en los gozos, alegrías y fracasos de la misma vida,…..   pero somos conscientes de que nos cuenta bastante trabajo.

Los afanes, las preocupaciones, las apetencias, lo que nos brindan y aceptamos a pesar de saber que son felicidades pasajeras y flores de un día, lo que coherentemente sabemos que tenemos que hacer pero el silencio acampa en nuestras actitudes, ….y seguramente una cultura de miedo y temor dentro de la siembra de lo fácil, …. Nos alejan del verdadero Pan de la Palabra y de la Presencia de este buen Servidor que hoy abre para cada uno de nosotros el mensaje del Evangelio.

Cada vez más necesitamos que el Señor nos toque interiormente y nos transforme para verle y aceptarle a Él como Pan de la Vida, de nuestra vida, y acogerlo en los gestos de la gratuidad, del servicio, de la entrega desinteresada en las personas que viven con nosotros , desde la opción personal y comunitaria de la paz interior para curar heridas en las relaciones con los demás…. El Pan de la Vida se acoge desde la mirada del amor entregado.

Las Palabras de Jesús nos animan a vivir de una manera diferente. Debemos sentirnos atraídos por lo bueno, lo noble, lo que realmente merece la pena, … por los signos de verdadera humanidad, todo lo que construye un mundo mejor, … y así nos sentiremos invitados a sentarnos en la mesa de este Señor, verdadero Pan de Vida.