El
domingo pasado celebrábamos la
Solemnidad del Corpus en toda la Iglesia. Y siempre recordamos
aquella célebre frase de los “tres jueves que brillan más que el sol”: Jueves Santo,
Corpus Crhisti y día de la Ascensión. O
la que se suele decir aquí entre nosotros: “eres más grande que el día de la Juncia ”. Así nos gusta
vivirlo y compartirlo con los demás. Es la celebración más significativa e
importante de toda la Iglesia ,
además del “día de la Caridad ”
para trasladar a la vida el compromiso de partir, compartir y repartir el pan
con aquellos que no lo tienen o a los que se les ha privado del mismo.
Este
día nos regaló una preciosa mañana cargada de luz que nos invitaba a salir y no
estar en casa. Era la mañana de la fiesta, del encuentro, de estar con los demás,
de las campanas sonando desde bien temprano y que nos invitaban a sentarnos en
torno a la misma mesa para escuchar una frase: “Este es mi cuerpo, … esta es mi
sangre”, … y la invitación ¡Haced esto en conmemoración mía!. Celebrar,
conmemorar, recibir, y trasladar a la vida cotidiana, al compromiso de cada día,
cuanto hemos celebrado; y hacer memoria diaria en la historia de la presencia
de este Jesús que permanece siempre vivo entre nosotros.
Pero
quiero rezar y agradecer lo que se vivió festivamente ese día y los días
anteriores. Este es el día de la
Caridad y nuestros voluntarios de las tres Cáritas
parroquiales se encontraron días previos para rezar juntos y compartir las
primicias de la fiesta; además de atender solidariamente a las personas a las
que se les presta ayuda en esa misma semana. Y doy gracias por cada uno de
ellos y por la innegable labor cercana y servicial que prestan en el corazón de
nuestras parroquias y en centro de las familias que recurren a esta necesaria
ayuda.
Agradezco
que el jueves anterior, en la
Parroquia , celebramos una Vigilia de Oración en torno a la Eucaristía con el grupo
de Adoración Nocturna y las personas, que fueron muchas, que se unieron para
rezar comunitariamente. En estas celebraciones dejamos a un lado las prisas y
nos centramos en este sacramento de fe, de unidad y de reconocimiento fraterno.
Una Vigilia en la que en el centro situamos a Cristo Eucaristía y que nos llama
a estar junto a Él y a trasladar a la vida de cada día cuanto celebramos y
conmemoramos.
¡Y
qué domingo del Corpus! … las tres comunidades parroquiales celebrando juntas
en el templo, con todos los sacerdotes; los coordinadores de las Cáritas
Parroquiales y voluntarios; las asociaciones eucarísticas y más de ciento
cincuenta niños de primera comunión con sus catequistas y familias; todas las
asociaciones religiosas de las comunidades allí presentes, … autoridades
municipales, … fieles que abarrotaban el templo, … y un gran respeto y silencio
durante la Solemne
Eucaristía. Y al término de la misma se iniciaba la procesión
con el Santísimo por nuestras calles, con una novedad: no salía la Custodia en una carroza y
a mucha altura, …. sino en unas pequeñas andas portadas por ocho jóvenes y
poder realizar las paradas necesarias en los altares. Un Señor Eucaristía al
alcance de todos y no encumbrado a las alturas; una eucaristía cercana, joven,
alegre, sencilla y humilde que invita a ser mirada y acogida, …. parábamos en
los altares, incensábamos y hemos vuelto
a situar al Santísimo en los tres altares de las tres Parroquias para bendecir
con Él, … tradición que se había perdido entre nosotros desde hacía muchos
años.
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Necesito
dar gracias al Padre por lo vivido. Necesito agradecer a tantas y tantas
personas que regalan y ofrecen su trabajo, su tiempo, sus ganas, sus ilusiones
para que este día vuelva a ser el más importante en la celebración de la Iglesia. Necesito
agradecer a estos jóvenes que han portado al Santísimo por acercarlo tanto a
los demás; agradecer a los chavales de la banda de Jesús Nazareno y a sus
familias y cofradía el precioso altar realizado en la calle nueva frente a la
capilla del Colegio de las Hijas de San José; a las personas anónimas que han
engalanado fachadas y calles para el paso del Santísimo; agradecer el esfuerzo
en la realización de los altares de los templos parroquiales; … a todos los que
viven esta celebración con intensidad y con una fe que nos lleva a compartir lo
que somos y tenemos con los demás, ….
Agradecer
e invitar: el próximo año tenemos que mejorar un poco más; … tenemos que hacer
esta celebración más nuestra; … con un Señor más cercano, y que nos llamará a
todos a llevarlo en la vista, en la celebración, en el corazón y en la vida de
cada día.