¡DAME DE BEBER!
Queridos
feligreses y amigos:
¡Cómo cambian los acontecimientos de unas horas para
otras! Ayer os decía que se mantendrían los horarios de las misas y al rato nos
llegó a los sacerdotes de la provincia eclesiástica de Extremadura la noticia
del cierre de todas los templos parroquiales, capillas, ermitas y oratorios con
la prohibición de celebrar sacramentos en los mismos. Así son las cosas y las
consecuencias de esta crisis sanitaria. Hay que aceptarlas y vivirlas haciendo
caso a nuestras autoridades sanitarias y permaneciendo en nuestros hogares para
poder parar la propagación del virus.
Y esta mañana, otra sensación muy extraña: celebrar la
misa del domingo sólo. Es cierto que la he celebrado en la Capilla de las
Hermanas Concepcionistas pero con los bancos vacíos, y ellas con las puertas
cerradas, en el coro de la clausura, guardando las recomendaciones sanitarias
que nos están pidiendo. Pero os prometo que os tenía muy presentes a todos en
estos difíciles momentos: en el altar, junto a las ofrendas eucarísticas,
estabais todos y cada uno de vosotros, especialmente los enfermos y los que en
estos tres domingos no vais a poder recibir la comunión en vuestras casas por
respeto y responsabilidad con cada uno de vosotros. Vamos a tener paciencia …
El evangelio de este domingo tercero de cuaresma nos
presenta a Jesús que llega cansado y sediento al pozo de Sicar. Busca el
descanso, la tranquilidad, y poder saciar la sed con el agua del pozo. Allí
llega una mujer samaritana a sacar agua para llevarla a su casa en una de las
tareas cotidianas de la vida de aquel tiempo. Se establece el encuentro: ¡Dame de beber!. Los judíos y los
samaritanos no se entienden por circunstancias religiosas de la historia en
las que tiene un papel fundamental el templo de Jerusalén. El pozo es hondo y Jesús
no tiene ni cuerda ni cubo para sacar el agua. Allí nace una conversación tan
importante que cambiará la vida y la fe de aquella mujer.
Hoy, en este tiempo de Cuaresma, Jesús se sienta junto a
nosotros al igual que con aquella mujer. Entablará un diálogo profundo que nos
invitará a poner en su presencia nuestra vida, preocupaciones, anhelos,
personas, circunstancias, esperanzas, alegrías y tristezas, … Él escuchará y en
la escucha nos sentiremos amados porque saciará nuestra sed con su sola
presencia. Quizá no somos conscientes en nuestra vida cristiana que Jesús
siempre quiere saciar nuestra sed y especialmente la sed del sentido, de la fe,
del amor, de la misericordia, … Somos sedientos que le necesitamos a Él, porque
es el Mesías, el Hijo de Dios: “ ¡Soy yo,
el que habla contigo!”.
Vamos a intentar descubrirlo hoy, desde nuestros hogares,
en esta realidad que estamos viviendo. Hoy muchas personas sacian la sed de
salud en médicos y enfermeros; sed de presencia amada en los seres que
acompañan; sed de sentido en los que saben escuchar; sed de esperanza en los
que dicen “tranquilo, estoy a tu lado”; sed de amor en los que saben vivir la
gratuidad; sed de misericordia en los que perdonan de verdad; sed de vida
eterna en los que rezan y creen en Dios
Padre; … En todas y en cada una de estas realidades está Jesús animando y
fortaleciendo la vida: “te daré un
surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”. Necesitamos abrir nuestra
vida a Él.
Jesús quiere cumplir la voluntad del Padre. Ese es el
sentido de su vida y su alimento. Y esta experiencia la refuerza constantemente
en sentirse amado por el Padre y en abrir su corazón a la oración con Dios. Y
así hay que reforzar la vida cristiana: rezando y sintiéndote amado en ese diálogo
experiencial con el que se para junto al brocal y desea escuchar y seguir
amando tu vida.
Vamos a realizar esa experiencia hoy, en este domingo
extraño de cuaresma: nos paramos, silenciamos nuestra vida; nos ponemos en su
presencia y le abrimos de par en par nuestro corazón, nuestra vida. Pero
también tenemos que escucharlo para sentirnos invitados a vivir la voluntad de
Dios, sembrar el Reino del amor del Padre en nuestras realidades. Y no
creeremos por lo que dicen de Él, sino porque lo hemos descubierto junto a
nosotros.
Feliz domingo, feliz “clausura recomendada” y hasta
mañana.