domingo, 15 de marzo de 2020


¡DAME DE BEBER!
Queridos feligreses y amigos:

¡Cómo cambian los acontecimientos de unas horas para otras! Ayer os decía que se mantendrían los horarios de las misas y al rato nos llegó a los sacerdotes de la provincia eclesiástica de Extremadura la noticia del cierre de todas los templos parroquiales, capillas, ermitas y oratorios con la prohibición de celebrar sacramentos en los mismos. Así son las cosas y las consecuencias de esta crisis sanitaria. Hay que aceptarlas y vivirlas haciendo caso a nuestras autoridades sanitarias y permaneciendo en nuestros hogares para poder parar la propagación del virus.

Y esta mañana, otra sensación muy extraña: celebrar la misa del domingo sólo. Es cierto que la he celebrado en la Capilla de las Hermanas Concepcionistas pero con los bancos vacíos, y ellas con las puertas cerradas, en el coro de la clausura, guardando las recomendaciones sanitarias que nos están pidiendo. Pero os prometo que os tenía muy presentes a todos en estos difíciles momentos: en el altar, junto a las ofrendas eucarísticas, estabais todos y cada uno de vosotros, especialmente los enfermos y los que en estos tres domingos no vais a poder recibir la comunión en vuestras casas por respeto y responsabilidad con cada uno de vosotros. Vamos a tener paciencia …

El evangelio de este domingo tercero de cuaresma nos presenta a Jesús que llega cansado y sediento al pozo de Sicar. Busca el descanso, la tranquilidad, y poder saciar la sed con el agua del pozo. Allí llega una mujer samaritana a sacar agua para llevarla a su casa en una de las tareas cotidianas de la vida de aquel tiempo. Se establece el encuentro: ¡Dame de beber!. Los judíos y los samaritanos no se entienden por circunstancias religiosas de la historia en las que tiene un papel fundamental el templo de Jerusalén. El pozo es hondo y Jesús no tiene ni cuerda ni cubo para sacar el agua. Allí nace una conversación tan importante que cambiará la vida y la fe de aquella mujer.

Hoy, en este tiempo de Cuaresma, Jesús se sienta junto a nosotros al igual que con aquella mujer. Entablará un diálogo profundo que nos invitará a poner en su presencia nuestra vida, preocupaciones, anhelos, personas, circunstancias, esperanzas, alegrías y tristezas, … Él escuchará y en la escucha nos sentiremos amados porque saciará nuestra sed con su sola presencia. Quizá no somos conscientes en nuestra vida cristiana que Jesús siempre quiere saciar nuestra sed y especialmente la sed del sentido, de la fe, del amor, de la misericordia, … Somos sedientos que le necesitamos a Él, porque es el Mesías, el Hijo de Dios: “ ¡Soy yo, el que habla contigo!”.

Vamos a intentar descubrirlo hoy, desde nuestros hogares, en esta realidad que estamos viviendo. Hoy muchas personas sacian la sed de salud en médicos y enfermeros; sed de presencia amada en los seres que acompañan; sed de sentido en los que saben escuchar; sed de esperanza en los que dicen “tranquilo, estoy a tu lado”; sed de amor en los que saben vivir la gratuidad; sed de misericordia en los que perdonan de verdad; sed de vida eterna en los que rezan y creen  en Dios Padre; … En todas y en cada una de estas realidades está Jesús animando y fortaleciendo la vida: “te daré un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”. Necesitamos abrir nuestra vida a Él.

Jesús quiere cumplir la voluntad del Padre. Ese es el sentido de su vida y su alimento. Y esta experiencia la refuerza constantemente en sentirse amado por el Padre y en abrir su corazón a la oración con Dios. Y así hay que reforzar la vida cristiana: rezando y sintiéndote amado en ese diálogo experiencial con el que se para junto al brocal y desea escuchar y seguir amando tu vida.

Vamos a realizar esa experiencia hoy, en este domingo extraño de cuaresma: nos paramos, silenciamos nuestra vida; nos ponemos en su presencia y le abrimos de par en par nuestro corazón, nuestra vida. Pero también tenemos que escucharlo para sentirnos invitados a vivir la voluntad de Dios, sembrar el Reino del amor del Padre en nuestras realidades. Y no creeremos por lo que dicen de Él, sino porque lo hemos descubierto junto a nosotros.

Feliz domingo, feliz “clausura recomendada” y hasta mañana.