La experiencia plena de este viernes de dolores nos adentra en el comienzo de nuestra semana santa villanovense. Os remito a releer este pequeño poema a la Madre de la belleza serena para situarnos en todo lo que tenemos que vivir y celebrar.
Ternura de un corazón que se aflige
por la pena desmesurada de lo que espera.
Tarde te miré, pero te amé, y espero
encontrar en tu dulce mirada
el bálsamo del dolor que me supera.
Dios te hizo humilde, sierva, esclava.
Mirándote, no desespero,
porque los clavos que llegan a tu corazón
son los del Hijo a quién amabas.
Getsemaní ya es cercano,
¡ Qué noche tan cerrada !
Suenan los clarines del Calvario.
Lágrimas que hacen surco en las mejillas.
...... Y la madre lamenta en el desamparo
a la humanidad que cierra las razones,
a la Razón del Amor y del Amado.