sábado, 20 de agosto de 2011

SERVIDOR Y APOSTOL DE JESUCRISTO

Os propongo una lectura tranquila de esta entada en el blog escrita por Javier L. Castillo que me parece bastante buena y que nos ayuda a reflexionar sobre las lecturas de este domingo. Feliz día, ...

¿Quién es Jesús?

*Jesús dialoga con sus discípulos en la región de Cesarea de Filipo,
ciudad construida por Herodes en honor del emperador César Augusto.
Es allí donde Jesús les pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo?
La respuesta que ellos le dan es muy variada:
Juan el Bautista… Elías… Jeremías… o alguno de los profetas…
Para la gente sencilla que ha oído sus enseñanzas y ha visto sus obras,
Jesús es un profeta, como lo dijo el ex ciego de nacimiento (Jn 9,17).
*Después de varios siglos de evangelización en nuestro continente,
bueno sería hacer un sondeo para saber qué opina la gente sobre Jesús.
¿Bastará una respuesta doctrinal tomada de algún libro de religión?
¿Por qué hay gente del campo y de la ciudad que se alejan de Jesús?
¿Qué nos impide decir, con palabras y obras, que Jesús es un Profeta?

*A continuación Jesús les pregunta: Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
Fue entonces cuando Simón Pedro, en nombre de todos ellos, dice:
Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.
-Con relación al pueblo, Jesús es el Cristo (el Mesías, el Ungido).
Mientras los jefes de las naciones oprimen a su pueblo (Mt 20,25),
Jesús, el Mesías, pasa su vida sirviendo y haciendo el bien (He 10,38).
-Con relación a Dios, Jesús es su Hijo y vive en comunión con Él:
Mi Padre puso todas las cosas en mis manos (Mt 11,27).
*Sin embargo, aquella respuesta de Pedro no es nueva.
Cuando Jesús caminó sobre las aguas del mar de Galilea,
los discípulos que estaban en la barca hicieron esta confesión de fe:
¡Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios! (Mt 14,33).
También en el evangelio de Juan (11,27) Marta le dice a Jesús:
Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios que ha venido a este mundo.
*Para nosotros, ¿Jesús ocupa el centro de nuestras vidas?
¿Seguimos a Jesús en su amor por los marginados e insignificantes?
¿Bastará repetir, rutinariamente, el Credo y decir que ya creemos?
¿Quién es Simón Pedro?

*Luego Jesús le dice a Simón: ¡Dichoso eres, Simón, hijo de Jonás!
porque lo que acabas de decir te lo ha revelado mi Padre del cielo.
Estas palabras de Jesús tampoco son nuevas. Recordemos dos textos:
-En cierta ocasión, Jesús alaba al Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque ha ocultado estas cosas a los sabios y prudentes
y las ha revelado a los pequeños, a los pobres y sencillos (Mt 11,25).
Pedro es uno de esos pequeños y vive con el corazón abierto al Padre.
En lo pequeño está la grandeza de Pedro y de todos los creyentes.
-También en la parábola del sembrador (Mt 13,16), Jesús dijo:
Dichosos ustedes, porque tienen ojos que ven y oídos que oyen.

*Después Jesús le cambia el nombre a Simón confiándole una misión:
Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
La Iglesia -Pueblo de Dios- no la construye cualquier persona.
Es el mismo Jesús quien edifica su Iglesia sobre roca (Mt 7,24s),
vendrán las tormentas y los huracanes, pero no podrán derrumbarla.
Es Jesús quien llama y reúne a sus seguidores en torno a su persona.
Pedro, a pesar de ser también piedra de tropiezo (Mt 16,23),
es roca en esta Iglesia, por la fuerza de su fe en la persona de Jesús.
Aquí está el servicio de Pedro y de sus sucesores a la Iglesia de Jesús.
Pedro no es el ‘Hijo del Dios vivo’… solo es el ‘hijo de Jonás’
Es Jesús quien ocupa el centro de la Iglesia y la edifica con su Espíritu.

*Pedro recibe también las llaves del Reino de los cielos.
-Pues bien, quien tiene esas llaves debe actuar como lo hizo Jesús,
que vino no a ser servido, sino a servir y a dar su vida (Mt 20,27).
Así lo entiende Pedro, cuando se presenta diciendo que es:
servidor y apóstol de Jesucristo (2Pe 1,1). Y pide para que cada uno
ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido (1Pe 4,10).
-Atar y desatar es una imagen que se refiere no solo a la enseñanza,
sino también a la reconciliación con Dios y con los hermanos.
Esta gracia de atar y desatar ha sido dada no solo a Pedro,
sino también a la comunidad (Mt 18,18) y a los discípulos (Jn 20,23).
El evangelio de Mateo subraya la importancia de la reconciliación,
meditemos en estos textos: 5,7. 23-24. 38-48; 6,14-15; 18,15-35.
Y, siguiendo la práctica de Jesús, hoy en día hace falta poner énfasis
no tanto en el perdón-absolución… sino en el perdón-acogida
J. Castillo A.