En la celebración de la Eucaristía de nuestra comunidad parroquial de la Asunción hemos conmemorado un inolvidable recuerdo: los años en los que las Siervas de San José estuvieron presentes en nuestra ciudad y especialmente en su Colegio situado en la calle Conde de Cartagena, hoy nuestra casa de la Iglesia. En este lugar muchos hijos e hijas de esta ciudad recibieron una profunda formación tanto religiosa como humana y académica.
En la celebración de la Eucaristía de esta tarde agradecíamos a Dios Padre, junto a toda la Iglesia , la canonización de la Reverenda Madre Bonifacia Rodríguez Castro por su santidad Benedicto XVI en la basílica de San Pedro.
Esta insigne religiosa nace en Salamanca en el año 1837 en el seno de una familia numerosa, artesana y profundamente cristiana. Transcurrido un tiempo, Bonifacia crea un taller de cordonería y demás labores, en el que quiere que viva, respire y se imite la vida de la familia de Nazaret, con una profunda devoción a María y a José. Este taller lo crea acompañada de varias amigas.
El destino la lleva a conocer al Padre Francisco Butiñá, que le propone fundar con él la Congregación de las Siervas de San José, a lo que accede con docilidad, pero la vida le depara un espinoso camino lleno de sufrimientos e incomprensiones por parte de alguno de sus superiores y de sus hermanas. Estas circunstancias la obligan a trasladarse a Zamora, donde funda una nueva casa, viviendo en caridad y unión con sus hermanas, el espíritu del Padrenuestro, la oración sacerdotal de Jesús, el gozo de las bienaventuranzas y la devoción a la Virgen y San José.
Su pedagogía se apoyó en tres pilares fundamentales: amor, trabajo y sencillez, a modo del hogar de Nazaret, buscando el rostro de Cristo en el pobre, desamparado y triste, trabajando por la infancia y la juventud con una formación seria de humanismo cristiano y llevando su trabajo a tierra de misiones.
Hoy nosotros la hemos recordado y orado agradecidamente al Padre por su vida y por cuanto quedó sembrado en nuestra ciudad a través de las Hermanas Siervas de San José. Y que nos gustaría que este fuera un espejo en el que se miren los más jóvenes para responder afirmativamente a la propuesta y a la llamada del Padre.