miércoles, 7 de diciembre de 2011

"CON SUMO OCIO" ... LEVADURA EN LA MASA

En el tiempo del adviento se nos invita a los creyentes a leer la vida en las claves de la esperanza y a descubrirla en todo lo que acontece a nuestro alrededor. Para nosotros la esperanza cumplida de Dios nos hace estar en una situación de vigilancia para acercarnos al que, con total seguridad, viene hacia nosotros.

El pasado sábado, a las nueve de la noche, en el “cine-teatro las Vegas” de Villanueva de la Serena, asistimos a la representación adaptada de la preciosa obra de Antoine de Saint Exupery, “El Principito”. Hasta aquí seguramente no diría nada este anuncio pasado. Lo original está en que las localidades de este espacio, alrededor de seiscientas cincuenta, estaban ocupadas. Y la sorpresa la ponían sobre el escenario los actores más agradecidos que nos podemos encontrar en la vida: chavales con discapacidad intelectual. ¡ Todo un lujo para los que tuvimos la oportunidad de asistir a esta representación!.

Estos chavales forman parte del programa municipal “Con sumo ocio” que busca el objetivo de fomentar las relaciones interpersonales y la participación con los demás en la forma de disfrutar el ocio y el tiempo libre, involucrando de forma especial a sus respectivas familias. De esta forma realizan actividades formativas, culturales, recreativas, y de convivencia con las familias; casi todas ellas realizadas especialmente en los fines de semana.

La obra de teatro puso el broche de oro a la semana de la discapacidad que se ha celebrado en nuestra ciudad, dando lugar al nacimiento del grupo “Entresiesta teatro” creado por ellos mismos y por los monitores y dinamizadores del programa “Con sumo ocio”.
Esta obra adaptada por Mariu Rivera y ayudada en la dirección por Fran Aragoneses y Belén Huertas, además de todo el equipo de personas de este programa municipal y las ayudas necesarias para su puesta en escena, nos hace leer la vida desde la impronta personal de los actores. Es verdad que son acompañados, pero siempre dan más de lo que reciben. Sorprendía ver la claridad de la felicidad en sus miradas; la sonrisa acogedora ante la presencia de los que en el teatro nos encontrábamos; lo bien que pusieron esta obra en escena, fruto de las muchas horas de ensayos y de dedicación; y la piña que hicieron abrazados a los monitores y a las personas que les acompañan.

Y en nosotros queda saber estar a su altura en el adviento y siempre. Dar gratuitamente todo y no exigir prácticamente nada, … una buena lectura para este tiempo. Ellos eran el piloto jóven, el Principito, las flores, el cordero y los baobabs, el rey y la reina, la vanidosa, el espejo y el hombre de los negocios; no hay farera sin faro, ni guardavía sin auxiliar, ni geógrafo sin explorador; y no podían faltar el zorro y la serpiente. Pero sobre todo eran nuestros amigos, hermanos, vecinos, hijos, … que nos dicen que otra forma de mirar es posible y siempre parte de la vida y del corazón.

Es verdad que el evangelio siempre se escribe con mayúsculas y las parábolas de la levadura en la masa, la luz en el mundo, o la misma sal en los alimentos tienen nombre propio entre nosotros: “el amor es lo único que aumenta, da luz o da sabor a la vida cuando se reparte”. O aquello que nos dice el Principito: “ Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos”.