miércoles, 15 de febrero de 2012

ISRAEL, PRIMER DÍA: Lluvia por fuera, ... sorpresas por dentro.

Me reconozco un privilegiado con la oportunidad que me brindaron para conocer Israel y especialmente los lugares más significativos de nuestra fe; aquellos por los que pasó y llenó con su presencia un Galileo al que llamamos Jesús. Esta oportunidad me la ofreció la agencia “Mundo Peregrino” y la gratuidad de Paco y de su esposa Victoria. Les estoy profundamente agradecido por su generosidad y su servicio a favor de los sacerdotes que asistimos a esta experiencia.

En el aeropuerto de Barajas, en la impresionante Terminal 4, llegamos con las maletas repletas de inquietud y de nervios un grupo de nueve sacerdotes. Los de la diócesis de Mérida-Badajoz éramos mayoría porque asistíamos cuatro y después nos acompañaban cinco sacerdotes más, … hasta ese momento desconocidos, y muy poco tiempo después, hermanos que se animaban a vivir la misma experiencia.

Del avión no cuento nada, … nervios y bastante miedo, pero así es uno. Muy valiente con el pie en tierra, pero cuando las alas toman vuelo, … ¡ nudo en el estómago!, aunque el vuelo fue perfecto. Tras cinco horas, llegamos de noche al aeropuerto de Tel Aviv y nos desplazamos hasta el Hotel que se encontraba en Tiberiades. Conocimos a Sergio, nuestro guía estos días, … uruguayo israelita, … una gran persona y con una sabiduría que personalmente le envidio; y nuestro chofer, el amigo Masen, creo que se escribe así, un árabe de lo más peculiar y agradable, esforzándose por comprendernos porque no hablaba ni papa de castellano y nosotros aún menos de hebreo, … pero curiosamente era del Barsa y nos picamos con él los que seguimos al Madrid, … el lenguaje universal del fútbol.

Amaneció lloviendo el primer día pero la vista de las primeras luces, a las seis y media de la mañana, desde la ventana del Hotel ya merecieron la pena. Teníamos delante de nosotros el Lago de Tiberiades o el mar de Galilea, y espontáneamente la primera oración, Pescador que a la orilla del lago, …

Y arrancamos nuestra subida hacia el norte por la región de Galilea, importante por su agricultura en esta tierra fértil. Subimos hasta la ciudad de Haifa que quiere decir “playa bonita”, y claro que lo es. Esta ciudad tiene alrededor de 350.000 habitantes y el mayor puerto del país, tanto militar como civil. Es una ciudad industrializada: metalurgia, astilleros, refinería del petróleo comprado en crudo en su mayoría a Egipto, grandes silos para almacenaje del cereal y toda la industria pesada. El Mediterraneo nos brindaba una de sus mejores caras junto a la carretera que nos llevó hasta lo alto del Monte Carmelo ( en hebreo “Viña de Dios”) para recordar desde 1º Ry 18, 1 al gran Elías al que siguen esperando las familias judías y en la cena de la Pascua colocan el asiento vacío por si llega. Elías defendió el monoteísmo frente a la corriente de los baales, lo que significaba el paganismo. En este monte es donde se funda en principio la orden carmelita ( año 1250 aprx.) por algunos cruzados derrotados y que quisieron emular la vida de Elías. Ellos, al ser derrotados, se hicieron fuertes en este lugar y no quisieron volver a Europa. Este lugar es conocido como “Stela Maris”.

De aquí, a poco recorrido, nos dirigimos a Cesarea Marítima, en la que nos encontramos con las ruinas de una residencia del rey Herodes, a la que acudía para retirarse y vivir cómodamente. Reconozco que los que somos de tierra adentro sentimos un poco de envidia con este lugar, precioso, y lo bien que debería vivir Herodes cuando se encontraba en él. Cesarea del Mar llegó a ser una población importante con la conquista de Israel por Pompeyo en el año 63 a C. Fue un grandísimo puerto romano y con una gran población romana, su mayoría soldados, además de mercaderes y población judía. Llegó a tener, además de un gran puerto, un circo romano y un teatro, aunque la población judía no participaba en ninguna de las actividades romanas. En Cesarea vivó Cornelio ( centurión romano) que se encontró con Pedro tras la resurrección y alojándolo en su casa, se convirtió él y toda su familia. Casarea, además de ofrecernos su cara al mar, también nos brindó el poder ver un gran acueducto romano para llevar el agua de un lugar a otro en esta región del norte de Galilea. Esta región fue muy importante en la gran revuelta contra Roma y llevó al emperador Tito a la destrucción del templo de Jerusalén, … pero ya lo diremos en otro día.

La tarde nos llevaba a Nazareth, un auténtico caos en la circulación cuando llegamos, … se saltan las medianas, giran en dirección prohibida, … a lo bestia, … y nadie se queja, ni pita, … como nosotros, que le tenemos más miedo a los puntos que a la policía, ... jejeje. Y tras comer, estuvimos en la basílica de la Anunciación, en la casa de la Virgen María. Emociona la sencillez de dentro por la gran importancia que tiene para nosotros. Celebramos la Eucaristía en la casa de la Virgen, presididos por D. Ángel Vinagre, sacerdote diocesano que nos animó a la oración sencilla con sus palabras. Preciosa experiencia. Y tras la celebración conocimos lo que se llama el taller de san José, junto al lado de la basílica y poder oír la llamada a la oración del pueblo musulmán entremezclado con los toques de las campanas de los templos cristianos. Así es esta tierra, ...

Y ya de noche, vuelta hacia Tiberiades. La vuelta en el autobús fue toda una primera experiencia de la amistad que brotaba entre nosotros y los primeros chistes y bromas para reírnos y romper el hielo a favor de una sana convivencia. Llegó la cena, un rato de conversación en el bar  del hotel, en el que las copas eran gratis, pero no sabían servir un gin tonic, ni un cubata, …y nos aguantamos con un café, … pero al día siguiente aprenderían, vaya si aprendieron con nuestras clases españolas, …. Pero eso, otro día, …