El reciente y nuevo grupo de jóvenes que se inician en las claves del Movimiento de Jóvenes Estudiantes Católicos (JEC), nacido en este curso y en esta comunidad parroquial, pensó en su programación tener un día de convivencia en el tiempo de Navidad. Ellos piensan que las vacaciones no tienen porqué romper el ritmo de la vida diaria y que en este tiempo de Navidad es bueno encontrarse en otro ambiente y con otras acciones, … las que no se celebran durante el curso, aunque nos veamos en las celebraciones de la Parroquia , y los cientos, mejor miles, de mensajes en el WhatsApp, …
Y pensamos que era bueno despedir este año en una convivencia en la cercana y bella población de Magacela (- reconozco que a mí me encantó la idea, y no sólo por el hecho de visitar este querido pueblo -). Me gustó mucho el que, todos los que pudimos, nos viéramos y compartiéramos este bello día. Nos acordamos mucho de María Victoria que se encontraba en Toledo con sus padres para asistir al bautismo de un familiar, y de Cristina que se encontraba en Badajoz por asuntos familiares.
Pero el día 29 de diciembre partíamos hacia este precioso pueblo. Nos llevaron los padres y así ellos también se implicaban en el acompañamiento de sus hijos. Y nada más llegar, comenzaba la visita obligatoria a la fortaleza. La subida siempre cuesta un poco y más por estas empinadas calles, pero nos recibía una mañana soleada y fresquita por lo que hacía más bonito, si cabe, este lugar, y más sosegada y tranquila la subida. Parecía que estas centenarias piedras y ruinas nos invitaban a ser transmisores de fe y de vida y a cimentar nuestra experiencia cristiana en la base sólida del evangelio contra el que no pueden las inclemencias de la falta de fe y de esperanza. Se está haciendo un arduo trabajo de reconstrucción de esta vieja fortaleza con un mimo exquisito, y que recupera la historia de la sede de la orden de Alcántara en estas tierras.
Y desde la fortaleza, metidos por el casco antiguo y sus estrechas calles, hicimos parada obligatoria en la pequeña ermita de San Antonio. Un espacio recogido, con una sencilla bóveda de cañón y lugar, para mí, durante siete años de celebración de la eucaristía, al menos tres veces en semana, o la escuela de oración y los laudes de algunos días; … mucho y grandes recuerdos; … muchos momentos vividos con fe, alegría y entusiasmo con las personas de este querido pueblo. Para mí, esta pequeña ermita tiene un sabor muy especial en mi experiencia sacerdotal. Y así, desde la misma vida se lo quise transmitir a ellos.
Continuamos con la bajada, … visita a la Parroquia de Santa Ana, … y camino de lo que en Magacela se llama “el pueblo de abajo”. Pedimos las llaves de la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios, … la “Señora de la Serena ”, y llegamos hasta ella por un camino rural, parándonos anteriormente en el Dolmen que se en cuentra en el camino de los remedios.
Y en la Ermita , a comernos los bocatas preparados por nuestras queridas madres, … cómo no recordarlas a ellas, … y ¡ qué tarde se puso!, … frío, agua, … y una buena lumbre para pasar un buen rato de conversación y de amistad. La lumbre calienta el entorno y nos ayudó a estar un buen rato todos juntos compartiendo “nuestras cosas” como dicen los jóvenes. Y permanece un deseo, … volver de nuevo a este espacio de la ermita de los Remedios de Magacela, por su encanto, por lo bien que se está, … y yo les tomo la palabra. Este será, si Dios quiere, el lugar en el que realizarán su Proyecto Personal de Vida en fechas cercanas, … quieren quedarse a dormir y tan sólo habrá que ir con anterioridad y preparar bien lo necesario, pero con estos chavales no hay problemas, se organizan y lo hacen, … y muy bien, por cierto.
Doy gracias a Dios por ellos, … por María del Mar, África, Guadalupe, las mellis Beatriz y Carmen, Laura, Sandra, Mónica, Miguel y Luís Miguel; … y Victoria y Cristina. Y por el buen día que pasamos, preludio de los que vendrán a lo largo del curso. Tan sólo hay que dejarse sorprender por Dios y … por la juventud que apuesta por vivir la fe en estos tiempos que corren, …