Nos hemos despertado en la ciudad de Jerusalém. Y
por suerte un poco más tarde, pero a las siete de la mañana ya estábamos en pié
para poder desayunar y tomar el autobús que nos llevó hasta Ain Karem, conocida
esta población con el nombre de “la fuente de los viñedos”. Hoy está dentro de
la ciudad de Jerusalén, pero entonces se encontraba a cierta distancia. El
nombre le viene porque las fuentes eran el centro de la vida, de las
costumbres, de las mimas novelerías, …. Eran un centro de socialización. Vitamos
la Iglesia que está sobre la casa en la que se conmemora el nacimiento de Juan
el Bautista. Y rezamos todos juntos el Benedictus, el cántico que proclamó
Zacarías cuando dijo que Juan sería el nombre del niño que iba a nacer.
Y después visitamos el otro santuario que conmemora
el encuentro de María con su prima, conocida como el lugar de la visitación.
Aquí se encuentra la piedra en la que la tradición sitúa el encuentro de las
dos y un pozo venerado como el lugar en el que se disponía de agua. El porqué fue
el encuentro aquí no se sabe muy bien, si era porque tenían una segunda
residencia para el tiempo más caluroso; si era porque Isabel, siendo de edad
avanzada, aquí no tenía que estar dando explicaciones constantes a sus vecinos
de su embarazo, aunque este hecho era hablado, comentado y conocido entre todos
como un hecho de Dios, … un evangelio hablado de boca en boca. Aquí pudimos
rezar juntos las palabras de la Virgen;
y si es verdad que nuestra vida “proclama en estos días la grandeza del Señor”.
Son dos lugares preciosos y cuidados por los padres
franciscanos. En lo alto de la capilla y gruta se encuentra una Iglesia que
contiene muchas y numerosas pinturas; todas ellas muy buenas.
Desde Ein Karem marchamos hacía el terreno de la
Independencia Palestina para llegar a Belén, ciudad más antigua que Jerusalém,
y que se encuentra a unos siete kilómetros al sur. (Se traduce por “Casa del
pan en hebreo” y de “la carne en árabe”). Un tres por ciento de la población
palestina es cristiana y los demás son musulmanes. Cada vez hay menos
cristianos en este lugar, … se están marchando. En esta ciudad nació el rey
David, de la tribu de Judá; y él, para no ser criticado, estableció la capital
del reino en Jerusalém, tras conquistarla a los cananeos y jebuseos. Y unos mil
años después, María da a luz a Jesús en Belén y comienza a ser una ciudad
importante, para toda la cristiandad, salvándose la Iglesia de la destrucción
de los persas, al encontrar en un cuadro a los reyes magos vestidos de la mima
forma que ellos, y así pensaron que era un templo de su misma religión.
Existe un gran muro de separación entre Jerusalén y
Belén; y personal a los dos lados, policía y ejercito israelí a un lado y
ejercito palestino al otro. Los judíos no pueden acceder a los terrenos palestinos.
Y por eso subió al autobús un cristiano palestino llamado Nicolás (¡toma
coincidencia!). Un joven de treinta años, que ha vivido diecisiete años en
América del sur, por la primera guerra del Golfo. Un auténtico lujo en sus
explicaciones. Nos llevó al campo de los pastores y tuvimos una sencilla
oración en una de las grutas que ellos utilizaban y hemos cantado algunos
villancicos porque el lugar lo requiere.
Y en la
tarde, qué bien que nos ha llevado por la basílica de la Natividad en la parte
ortodoxa griega donde se encuentra la cripta del nacimiento, a la que hemos
bajado y rezado ante la estrella de las catorce puntas que señala el lugar del
nacimiento, (catorce puntas por las catorce generaciones hasta Jesús que nos
narra el evangelio).
¡Tranquilos, que no he celebrado de espaldas, porque no quiero! |
Hemos celebrado la Eucaristía en la capilla de San
José, junto al lugar que conmemora el enterramiento y la muerte de los
inocentes, justo detrás de la gruta del nacimiento (¡todo un privilegio!), al
lado del lugar donde S. Jerónimo estuvo sepultado, y la sala donde tradujo la
Biblia al latín, conocida como la Vulgata.
Y suerte o coincidencia, no lo sé, porque hemos
contemplado en primera fila la procesión del incienso de la tarde en la
confesión católica y en la confesión armenia. Los ortodoxos griegos, como de
costumbre, … a su bola, y a su mercadillo, … sin permitir que se adecente en
nada esta preciosa basílica en cruz latina y el tesoro espiritual que guarda
bajo su piso. ¡ Qué panda, … y muy limpitos que están!.
En la parte ortodoxa griega visita al iconostasio (
hemos podido acercarnos todo lo que hemos querido, … el año pasado no lo
permitían), que se abre en la celebración de la misa del domingo y la parte
ortodoxa armenia con un altar pequeño y sencillo.
La basílica es mandada construir por santa Elena,
madre del emperador Constantino en el año 323 d.C. Se recupera bien este templo
en la época bizantina del que se conserva una parte del suelo, y muchísimos
mosaicos, pero se realiza la iglesia en forma de cruz, subiendo el suelo y
bajando la primera puerta de entrada con un arco, que dio paso a una tercera
puerta llamada de la humildad en la que hay que agacharse para entrar
humildemente en la presencia de Dios.
Y de Belén, … al hotel, a cenar y descansar, dándole
gracias al Señor por este día y con la obligación de rezar por los cristianos
de Palestina, por Nicolás y Saliba, y por los de Siria, minorías, pero
necesarios para poder trabajar por los demás, buscando razones para la paz y la
esperanza. Convencido que así lo haremos, …