martes, 7 de mayo de 2013

YA, POR FIN, EL SOL

En nuestra diócesis tenemos sacerdotes que escriben de maravilla y, de vez en cuando, nos sorprenden con algunas pequeñas joyas como la que nos regala hoy nuestro compañero Eugenio Campanario, párroco de Villgarcía de las Torres. Espero que os guste. A mí me ha encantado.


El lento manto de tristeza
que tejieron las carceleras oscuras
se ha desecho al fin;  
y ha caído,
descompuesto,
como un arcoíris que se duerme en los campos.

Allí juegan los colores,
con la alegre algarabía de la vida que renace.
No hay memoria del dolor,
sólo una ventana inmensa
que llenan las estrellas de noche,
y de día el canto
del jilguero
construyendo paraísos sencillos,
con la brisa del alba.

Arriba...dentro...allá...
ha estallado el sol
y fortalece los pies para ir más lejos;
y calienta el alma para sentir más hondo;
y hace claros los ojos
para entender al fin
lo que quisiste soñar aquella equivocada noche
que ahora recuerdas.

Crece y crece el sol, se derrama,
se hace piedra,
se transforma en encina inmensa,
juguetea con un suspiro de mariposas.

Te hace cosquillas en tus atardeceres
para que, al sacudirlos,
se hagan primaveras.
Con sus viejos harapos, turbias,
se van las oscuras carceleras.