¡ES UN DIOS DE
VIVOS!
Queridos feligreses y amigos:
Os deseo un feliz día. Seguimos acercándonos al evangelio
del día y a la persona de Jesús en su anuncio del reino de Dios.
En ningún momento va a renunciar Jesús a presentar el
mensaje del Reino de Dios. En cualquier situación o realidad que se le presenta
muestra la enseñanza a los que le salen al encuentro en la vida. En muchas
ocasiones será por petición expresa del que se encuentra con él y en otras
muchas, con vientos contrarios y preguntas cargadas de malas intenciones, Él
será quien responda y presente la profundidad del mensaje y la presencia de
Dios en sus palabras y en los signos que realiza. Estar en contacto con la
persona es algo fundamental en la vida de Jesús. No se aleja de la realidad, ni
de las personas que lo necesitan y lo buscan, ni de realidades difíciles y
contrarias hacia su persona.
El evangelio de hoy nos presenta otro enfrentamiento
entre Jesús y las autoridades. En la escena aparecen los saduceos que plantean
una pregunta sobre la resurrección. Un asunto que enfrentaba especialmente a
los saduceos con los fariseos. (Mc
12,18-27).
¿Quiénes eran los saduceos? Formaban un grupo religioso compuesto
por los sacerdotes de familias importantes y por notables muy influyentes; eran
ricos y poderosos, a la vez que conservadores en el terreno religioso; no creen
en la resurrección ( Hech. 23, 6-8), ni esperan la venida de un mesías.
En su vida y en sus decisiones desconfiaban de los
fariseos y de los movimientos religiosos que esperaban la llegada de un Mesías
Salvador; su vida se cerraba a este mundo; eran muy ricos – grandes
latifundistas y comerciantes - y
colaboraban con el poder romano para mantener todos sus privilegios. Cuando
Jesús habla contra los sacrificios del templo, las ofrendas y las limosnas del
culto en el mismo, contra los ricos que han cerrado sus puertas a
la caridad, a la compasión y a los más pobres, puede ser que fueran dirigidas
especialmente hacia ellos.
En las comunidades cristianas de la época en que Marcos
escribe su evangelio, leyendo estos episodios de conflicto de Jesús con las
autoridades, - hoy con los saduceos - los cristianos perseguidos se animaban y
cobraban valor para seguir el camino. Este grupo de saduceos no aceptaban la fe
en la resurrección; creencia muy valorada por los fariseos especialmente.
¿Porqué no creían en la resurrección? Para ellos el reino prometido por Dios estaba ya
presente en la situación de bienestar que ellos disfrutaban. Al ser
conservadores en el terreno religioso y vivir la ley del cumplimiento, Dios los
ha bendecido con mucha riqueza y bienestar. Ahora bien, a los que no observan
la ley de Dios y los mandamientos, Dios los castiga con sufrimientos y pobreza.
Así se entiende por qué los saduceos no
querían enseñanzas nuevas de Jesús y menos aún sobre la resurrección.
Llegan hasta Jesús y, para ridiculizar la fe en la
resurrección, cuentan el caso ficticio de aquella mujer que se casó siete veces
y, al final, se murió sin tener hijos. Esta era la ley del levirato que obligaba
a la viuda sin hijos a que se casara con el hermano del marido fallecido. El
hijo que naciera de este nuevo casamiento era considerado hijo del marido
fallecido, y así éste tendría una descendencia. Pero en el caso llevado al
límite propuesto por los saduceos, la mujer, a pesar de haber tenido siete
maridos, se quedó sin hijos. Ellos preguntaron a Jesús: “En la resurrección, cuando
resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete estuvieron casados
con ella".
Jesús les responde: “Estáis en un error precisamente por esto,
por no entender la Escritura, ni el poder de Dios!” Jesús explica que
la condición de las personas después de la muerte será totalmente diferente de
la condición actual. Los saduceos, si existiera el acontecimiento de la
resurrección, desearían que la vida en cielo fuera igual a la vida en la tierra. Jesús está
respondiendo que la vida eterna es gozar plenamente del Dios de la Vida, del
Dios de la promesa hecha realidad: “Nuestro Dios no es un Dios de muertos, sino
de vivos” .
Termino con palabras del Papa Benedicto XVI de una
homilía que pronunció en el año 2009: “La
vida eterna no la tenemos por nosotros mismos ni en nosotros mismos, sino por
una relación, mediante la comunión existente con Aquel que es la Verdad y el
Amor y, por tanto, es eterno, es Dios mismo. (…) La vida nos llega del ser
amados por Aquel que es la Vida; nos viene del vivir con Él y del amar con Él.”
¡Feliz jornada! La Hermandad de Nuestro Padre Jesús
Nazareno y María Santísima del Calvario nos invitan en estos días a rezar desde
la presencia materna de la Virgen. Al no poder ser de forma presencial nos
mandan este material para orar desde nuestras casas. Recibid mi bendición y mi
virtual abrazo.