jueves, 11 de junio de 2020


¡HABÉIS OÍDO QUE SE DIJO, PERO YO OS DIGO!

Queridos feligreses y amigos:
Tradicionalmente hoy celebraríamos la Solemnidad del Corpus en la Iglesia de nuestra región extremeña. Ya hace muchos años que pasó a celebrarse en domingo. Tendremos que esperar. Os deseo un feliz día y que dediquemos un rato a la escucha y oración desde la Palabra de Dios.

En el texto del evangelio de hoy (Mt 5, 20-26) el evangelista Mateo muestra como Jesús interpreta y explica la Ley de Dios. Se repite la frase: " Habéis oído que se dijo a los antepasados", pero “yo os digo”. Un poco antes había dicho: “No penséis que yo he venido a acabar con la Ley y los Profetas. No he venido a acabar, sino a darle plenitud” (Mt 5,17). La actitud de Jesús ante la ley es de darle pleno cumplimiento; este siembra sus raíces en el amor y en la entrega en la Cruz. Rompe con las interpretaciones erradas, especialmente aquellas que alejan el corazón de la persona tanto de Dios como de los demás, y mantiene firme el objetivo que la ley quiere alcanzar: la práctica de una entrega y de un cumplimiento mayor que es el Amor.

“Que vuestra justicia sea mayor que la de los escribas y fariseos”.  No podemos olvidar que Mateo escribe para las comunidades de cristianos que proceden del judaísmo. El ideal religioso de los judíos de la época era "ser justo ante Dios"; y los fariseos y escribas enseñaban que el creyente alcanzaba la justicia ante Dios cumpliendo y observando todas las normas de la Ley. En la época de Jesús, eran tantas las normas y tradiciones de la Ley, que eran muy difíciles de cumplir en su totalidad.

Un fiel cumplidor de normas y tradiciones era grande ante Dios y ante la mirada de la sociedad, aunque su corazón estuviera lejos de vivir una verdadera justicia de entrega y de vida compartida con los demás y especialmente con los más pobres. El mero cumplimiento no ponía el corazón en la presencia de Dios ni sus opciones en ser sembrador del Reino de Dios. Era un gran observante pero no por eso un buen creyente. El nuevo ideal que Jesús propone va más allá; no parte de la observancia sino de las opciones de la vida; no parte de vivir rituales sino de un corazón entregado y reconciliado con todos. Seremos justos ante Dios, cuando procuremos acoger y perdonar a las personas como Dios nos acoge y nos perdona, a pesar de nuestras debilidades y pecados.

Y hoy Jesús nos propone esta nueva lectura de la Ley, para darle plenitud, con el quinto mandamiento: “¡No matarás!”.  Jesús va a revelar lo que Dios quería cuando entregó este mandamiento a Moisés. No basta evitar el asesinato y la muerte. Es preciso arrancar de dentro de sí todo aquello que de una manera o de otra puede llevar a la muerte o a la anulación de la persona, como el desprecio, el odio, el deseo de venganza, la explotación y aprovecharse de los más pobres, el insulto, …

La cercanía que Dios quiere de nosotros pasa necesariamente por la aceptación de los demás y la constante búsqueda del perdón con el hermano. Esta es una de las actitudes en las que más interviene el evangelio de San Mateo: la reconciliación. Muestra que, en las comunidades de aquella época, había muchas tensiones entre grupos con tendencias diferentes y hasta opuestas. Nadie quería ceder ante el otro. Se rompería muchas veces el diálogo. ¿ No es necesario esta actitud en nuestros días y en aquellos que nos gobiernan y dirigen los pasos de nuestra sociedad?

Este evangelista ilumina esta situación de las primeras comunidades con las palabras de Jesús en aquel sermón de la montaña sobre la reconciliación; y pide acogida y comprensión. La reconciliación siempre es necesaria en nuestra realidad tanto social como eclesial. Hay que buscarla y sembrarla y mientas antes mejor, no sea que lleguemos demasiado tarde.

Celebramos este 11 de junio la fiesta de San Bernabé, apóstol. Para mí y para mi pueblo un día muy significativo. Este Santo es nuestro patrón. La memoria y los sentimientos se trasladan a la Ermita que lleva su nombre y a unas fiestas muy sencillas pero de gran significado entre todos mis paisanos. San Bernabé, que según San Lucas significa “esforzado” o “el que anima y entusiasma” fue el gran colaborador de San Pablo en la tarea de anunciar y sembrar el Evangelio en infinidad de viajes y de lugares. Natural de la isla de Chipre, este buen judío de la tribu de Leví, se entregó por entero a la primera comunidad cristiana poniendo toda su vida y sus bienes al servicio de los demás (Hch 4). Los Apóstoles lo apreciaban mucho por ser "un buen hombre, lleno de fe y del Espíritu Santo" (Hch 11,24), por eso lo eligieron para predicar en Antioquía, que se convirtió en el gran centro de la evangelización y donde por primera vez se le llamó Cristianos a los seguidores de la doctrina de Cristo.

Pidamos que sea este buen apóstol quien anime y fortalezca la misión del evangelio en nuestros días; y que cada uno de nosotros seamos sembradores de una verdadera y auténtica reconciliación entre los hombres buscando el bien común y construyendo una paz duradera.

¡Amigos, feliz día! recibid mis bendiciones y un virtual gran abrazo.