
En el segundo encuentro de febrero de este año entendíamos que no podemos nunca hacer un análisis desde la barrera porque este es nuestro mundo y nuestra Iglesia, y somos parte de los mismos. Pero resulta difícil ser creativos a larga distancia ya que los cambios, en pocos años, han sido muy rápidos y acelerados, y es complicado buscar respuestas puntuales a problemas y dificultades que son globales. Siempre hay que saber leer las causas y las razones de esta situación, y jamás situarnos en una postura de permanente condena, porque también nos rodean signos positivos y propuestas valientes en nuestras realidades, acompañadas de vidas muy auténticas.
Pero veíamos claro que la Iglesia debe ser creativa, sabiendo vivir más a la intemperie de los tiempos nuevos, para acompañar procesos en las personas, y caminar hacia una comunión mayor entre la vida consagrada y el laicado, sabiendo poner más la esperanza en un laicado formado, servicial y corresponsable en la misión evangelizadora de la misma, y caminar juntos hacia una comunidad más humana.

Esperamos que el próximo encuentro de este mes de abril nos aporte a todos algunas claves para poder, creativamente, ensayar y apostar por planteamientos nuevos para este tiempo nuevo. Ya os iré contando, …