¿De qué nos alimentamos cada día? ¿Cuál es nuestra dieta? ¿A qué mesa nos sentamos, a la de la Sabiduría y a la de Jesús, o a la mesa de tantas y tantas preocupaciones inmediatas?
"Venid a comer mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia,. nos dirá el libro de los Proverbios. La Sabiduría “ha preparado una mesa”. “Venid a compartir mi comida y a beber el vino que he mezclado”. El banquete de la sabiduría lleva tiempo, aprendizaje, dedicación y amor porque es el banquete de la vida y para la vida.
Existe el otro banquete, texto no proclamado, llamado Necedad y es el gozo presente, la inmediatez satisfecha, los sentidos acomplejados, probar su banquete lleva a la insatisfacción, y a sentirte completamente vacío.
Con frecuencia, personas aparentemente sensatas, incluidos todos nosotros, nos alimentamos de la comida que produce preocupaciones y ansiedades, egoísmo e intolerancia, odio y desesperación, es decir, la mesa de que nunca te levantas saciado y que siempre crea angustia en la vida.
Y, nosotros, reunidos en este lugar, celebrando la misma Eucaristía, formamos el pueblo de Dios y compartimos los dones que Dios nos da para el viaje de la vida.
Nosotros necesitamos amor verdadero y hermanos verdaderos con los que reír, con los que vivir las tristezas, con los que rezar y vivir la fiesta …Podemos tener lo mejor de todo lo que existe pero si no nos sabemos amados por Dios y los hermanos nos falta mucho para entender la vida cristiana.
Los primeros cristianos decían "no podemos vivir sin celebrar el día del Señor".
Cuando celebramos el día del Señor y compartimos su mesa nos comprometemos a:
§ Mejorar nuestras vidas, que siempre necesitan de Dios y de los demás.
§ Crear unidad, como un auténtico signo de fraternidad y esta en medio de las diferencias de cada uno.
§ Compartir nuestro pan y estar dispuestos a ser pan que se comparte con los que nos rodean.
§ Amar a los hermanos, a pesar de que nos cuesta amar a los demás tal y como son.
§ Luchar por la justicia y la paz, tan necesaria hoy entre nosotros.
§ Abrir nuestros corazones a todo lo que es bueno, parta de la vida cristiana o de los que profesan otro credo o no tienen fe.
§ Ser fieles a esta mesa, la mesa del Señor, …. es el lugar del reconocimiento y de la celebración de la misma Vida.