EL SÍ DE DIOS
TE SORPRENDERÁ
Palabras claves como compromiso, testimonio,
respuesta, fidelidad, elección, misión, … son muy importantes en la dimensión
cristiana de nuestra vida y adquieren un valor especial en este tiempo de
Adviento.
En María - ayer celebrábamos solemnemente su
Inmaculada Concepción – descubrimos una dimensión fundamental: ella es elegida por
Dios y, en ella, nuestro Dios hace una opción por la humanidad. Creemos en un
proyecto de cercanía de Dios hacia todas las personas de todos los tiempos. Es
cierto, que en la llamada a creer en Él, a confiar y fiarnos de Él, respondemos
desde la libertad personal. Optar por Dios requiere hacer un ejercicio de
aceptación de que Él , anteriormente, ha hecho opción por mí.
Y ella, nuestra Madre María, responde
afirmativamente a esta invitación: “Hágase
en mí según tu Palabra”. María es modelo de fe y modelo de creyente. En
medio de su vida, con su historia personal, en tiempos muy complejos, acepta
ser la Madre
del Mesías. Y desde entonces vive un proyecto de vida: como madre cuida y
acompaña a Jesús y, como discípula le sigue para escuchar la Buena Noticia viviendo con
fidelidad la invitación para acoger y responder al Reino de Dios que echa raíces
en medio de la historia.
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Otro personaje clave en este andar por el Adviento
es Juan el Bautista. Otra persona elegida por Dios para una misión; y cómo el
ser humano tiene capacidad de respuesta afirmativa a la iniciativa divina. El
Bautista, consciente de su misión de Precursor, pone en valor la entrega fiel a
la misión encomendada, invitando, proponiendo, y pasando a un segundo plano. Él
es la Voz , no la Palabra.
Comienza su misión en el lugar apartado, el
desierto. Deja el templo de Jerusalén para el que vendrá después y al que no
merece ni desatarle la correa de las sandalias. Juan vive la gratuidad e invita
a la conversión en el mismo espacio en el que el Pueblo de Israel se reconoce
como pueblo, acoge al Dios de la
Alianza y vive su mayor experiencia de fe, de liberación y de
vida; el desierto es lugar de silencio, de dificultades, de peligros, … Juan
invita en este espacio a salir al encuentro del que viene a renovar en cada uno
de nosotros el amor del Padre y su fidelidad hacia nuestra vida.
Este adviento nos llama, desde María o Juan el
Bautista, a la confianza en Dios; a preparar bien su venida en cada hombre, en
cada signo, en cada acontecimiento, porque Él se hace el encontradizo. Y quiere
en cada persona actitudes de vida para ser reconocido y alumbrado a los demás;
ser voz de Dios para vivir el regalo del evangelio; sentirnos elegidos por Dios
para ser personas de respuesta afirmativa a sus proyectos; personas que desean
un Reino de Dios que pueda dar frutos de una humanidad nueva. Jesús nos
entregará el don de la fe en el baño bautismal y nos ungirá con la fuerza del
Espíritu para ser testigos de su venida. Dios quiere encontrarse contigo, te
elige, te hace su Hijo, y te invita ala misión de ser adviento vivo, esperanza
presente del Reino en medio de la vida.