sábado, 9 de diciembre de 2017

EL SÍ DE DIOS TE SORPRENDERÁ




Palabras claves como compromiso, testimonio, respuesta, fidelidad, elección, misión, … son muy importantes en la dimensión cristiana de nuestra vida y adquieren un valor especial en este tiempo de Adviento.

En María - ayer celebrábamos solemnemente su Inmaculada Concepción – descubrimos una dimensión fundamental: ella es elegida por Dios y, en ella, nuestro Dios hace una opción por la humanidad. Creemos en un proyecto de cercanía de Dios hacia todas las personas de todos los tiempos. Es cierto, que en la llamada a creer en Él, a confiar y fiarnos de Él, respondemos desde la libertad personal. Optar por Dios requiere hacer un ejercicio de aceptación de que Él , anteriormente, ha hecho opción por mí.

Y ella, nuestra Madre María, responde afirmativamente a esta invitación: “Hágase en mí según tu Palabra”. María es modelo de fe y modelo de creyente. En medio de su vida, con su historia personal, en tiempos muy complejos, acepta ser la Madre del Mesías. Y desde entonces vive un proyecto de vida: como madre cuida y acompaña a Jesús y, como discípula le sigue para escuchar la Buena Noticia viviendo con fidelidad la invitación para acoger y responder al Reino de Dios que echa raíces en medio de la historia.

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Otro personaje clave en este andar por el Adviento es Juan el Bautista. Otra persona elegida por Dios para una misión; y cómo el ser humano tiene capacidad de respuesta afirmativa a la iniciativa divina. El Bautista, consciente de su misión de Precursor, pone en valor la entrega fiel a la misión encomendada, invitando, proponiendo, y pasando a un segundo plano. Él es la Voz, no la Palabra.

Comienza su misión en el lugar apartado, el desierto. Deja el templo de Jerusalén para el que vendrá después y al que no merece ni desatarle la correa de las sandalias. Juan vive la gratuidad e invita a la conversión en el mismo espacio en el que el Pueblo de Israel se reconoce como pueblo, acoge al Dios de la Alianza y vive su mayor experiencia de fe, de liberación y de vida; el desierto es lugar de silencio, de dificultades, de peligros, … Juan invita en este espacio a salir al encuentro del que viene a renovar en cada uno de nosotros el amor del Padre y su fidelidad hacia nuestra vida.


Este adviento nos llama, desde María o Juan el Bautista, a la confianza en Dios; a preparar bien su venida en cada hombre, en cada signo, en cada acontecimiento, porque Él se hace el encontradizo. Y quiere en cada persona actitudes de vida para ser reconocido y alumbrado a los demás; ser voz de Dios para vivir el regalo del evangelio; sentirnos elegidos por Dios para ser personas de respuesta afirmativa a sus proyectos; personas que desean un Reino de Dios que pueda dar frutos de una humanidad nueva. Jesús nos entregará el don de la fe en el baño bautismal y nos ungirá con la fuerza del Espíritu para ser testigos de su venida. Dios quiere encontrarse contigo, te elige, te hace su Hijo, y te invita ala misión de ser adviento vivo, esperanza presente del Reino en medio de la vida.