viernes, 20 de marzo de 2020


ELENA:  TODO  QUEDA  DICHO  Y  RESUMIDO

Queridos feligreses y amigos:
Con el tiempo ralentizado estamos ya en viernes de Cuaresma. Hoy es un día muy recordado entre nosotros porque intentamos pasar un rato por la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno y rezar desde el interior de nuestro corazón. También hoy comenzaríamos el triduo en honor de Nuestra Señora de la Soledad en la Parroquia. Un viernes en el que tendríamos muy presente tanto al Hijo como a la Madre de forma presencial en sus veneradas imágenes. Nos vamos a conformar con tenerlos en la memoria y en el corazón para poder dirigir a ellos nuestras oraciones. Por los medios digitales y redes sociales las dos hermandades ya se han hecho presentes entre nosotros para ayudarnos a rezar y a estar más unidos desde la distancia de los tabiques y las puertas de nuestros hogares. Así y todo os deseo un feliz viernes cuaresmal.

Si nos preguntaran por el resumen de los mandamientos de la ley de Dios responderíamos rápidamente: “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”. Hoy, en el evangelio de san Marcos, nos encontramos con esta afirmación de Jesús ante la pregunta de un maestro de la ley judaica ( Mc 12,28b-34). ¿Podía ser olvidado este mandamiento en la época de Jesús? Seguramente que no, pero se difuminaba entre la cantidad de preceptos que se añadían para justificarlo en la vida cotidiana. Todo se había vuelto tan normativo que lo desdibujaban, y se convertía en una pesada losa, insoportable de llevar, que tantas y tantas veces se arrojaba a la espalda de los más pobres, sencillos y olvidados. Mucha norma y muy poco corazón. Al final esta situación llevaba al caos religioso de aquel momento.

Cuando se establecen muchísimas normas para vivir y la mayoría de ellas son preceptos prohibitivos o negativos es que algo no está funcionando bien. Esto ocurre tanto a nivel eclesial como a nivel social. Tantas normas eclipsan la buena voluntad de las personas y en esta vida, tan compleja, habrá que optar por menos normas y poner más alma y corazón en lo que vivimos y realizamos. Jesús lo simplificó todo: para Él lo más importante es amar a Dios, al Padre, y al prójimo, a la humanidad necesitada de buenas y grandes noticias. Aquí se reduce todo, porque amando de corazón a los demás ya estás amando a Dios. Esta es la célula primera del Reino de Dios de la que nace todo el mensaje del Evangelio y el testimonio de la fe.

Me llegaba esta mañana por wuassap un mensaje escrito de una mujer, madre de familia, de nombre Elena y médico en Badajoz en el que hoy veo perfectamente resumida esta enseñanza y el corazón palpitante de Dios y de la humanidad: “como profesional, sé lo que me corresponde; precisamente las raíces de mi vocación: AYUDAR. Y ayudaré en todo lo que esté capacitada como médico y como persona, que se traduce en otro de los pilares: ENTREGA. (…) Respecto a la sociedad espero que esta situación la haga recapacitar, su interioridad, el bien ser. El bien, cada día, para todo el que se cruce en tu camino. Confío en el Padre y seguir construyendo un mundo mejor”.

Hoy, Elena, con profundidad espiritual y humana, dedicada como tantos profesionales de la salud a dar vida, es quien nos ayuda a leer bien el evangelio y a rezar para que salga a flote “el bien ser” de cada uno de nosotros; y rastrear lo bueno que hay a nuestro alrededor, que es mucho y que, quizás, estaba dormido. ¡Vamos a despertarlo! Porque para un cristiano hay que entender el amor a Dios en el amor al hermano. Constituyen las dos caras de una misma moneda. “El que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” ( 1Jn 4, 20 ). Uno de nuestros grandes místicos era san Juan de la Cruz y lo quedó perfectamente resumido en una frase: “ al atardecer de nuestras vidas seremos juzgados por el amor”.

            Nada más por hoy; no olvidemos que tenemos que ser felices y seguir apostando por los signos de la vida y siendo responsables con las recomendaciones de nuestra sanidad. Entre todos lo vamos a conseguir. Un fuerte y simbólico abrazo. Os recuerdo y os siento cercanos.