ELENA: TODO
QUEDA DICHO Y
RESUMIDO
Queridos feligreses y amigos:
Con el tiempo ralentizado estamos ya en viernes de
Cuaresma. Hoy es un día muy recordado entre nosotros porque intentamos pasar un
rato por la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno y rezar desde el interior
de nuestro corazón. También hoy comenzaríamos el triduo en honor de Nuestra Señora
de la Soledad en la Parroquia. Un viernes en el que tendríamos muy presente
tanto al Hijo como a la Madre de forma presencial en sus veneradas imágenes.
Nos vamos a conformar con tenerlos en la memoria y en el corazón para poder
dirigir a ellos nuestras oraciones. Por los medios digitales y redes sociales
las dos hermandades ya se han hecho presentes entre nosotros para ayudarnos a
rezar y a estar más unidos desde la distancia de los tabiques y las puertas de
nuestros hogares. Así y todo os deseo un feliz viernes cuaresmal.
Si nos preguntaran por el resumen de los mandamientos de
la ley de Dios responderíamos rápidamente: “amar
a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”. Hoy, en el
evangelio de san Marcos, nos encontramos con esta afirmación de Jesús ante la
pregunta de un maestro de la ley judaica ( Mc 12,28b-34). ¿Podía ser olvidado
este mandamiento en la época de Jesús? Seguramente que no, pero se difuminaba
entre la cantidad de preceptos que se añadían para justificarlo en la vida
cotidiana. Todo se había vuelto tan normativo que lo desdibujaban, y se
convertía en una pesada losa, insoportable de llevar, que tantas y tantas veces
se arrojaba a la espalda de los más pobres, sencillos y olvidados. Mucha norma
y muy poco corazón. Al final esta situación llevaba al caos religioso de aquel
momento.
Cuando se establecen muchísimas normas para vivir y la
mayoría de ellas son preceptos prohibitivos o negativos es que algo no está
funcionando bien. Esto ocurre tanto a nivel eclesial como a nivel social.
Tantas normas eclipsan la buena voluntad de las personas y en esta vida, tan
compleja, habrá que optar por menos normas y poner más alma y corazón en lo que
vivimos y realizamos. Jesús lo simplificó todo: para Él lo más importante es
amar a Dios, al Padre, y al prójimo, a la humanidad necesitada de buenas y
grandes noticias. Aquí se reduce todo, porque amando de corazón a los demás ya
estás amando a Dios. Esta es la célula primera del Reino de Dios de la que nace
todo el mensaje del Evangelio y el testimonio de la fe.

Hoy, Elena, con profundidad espiritual y humana, dedicada
como tantos profesionales de la salud a dar vida, es quien nos ayuda a leer bien
el evangelio y a rezar para que salga a flote “el bien ser” de cada uno
de nosotros; y rastrear lo bueno que hay a nuestro alrededor, que es mucho y
que, quizás, estaba dormido. ¡Vamos a despertarlo! Porque para un cristiano hay
que entender el amor a Dios en el amor al hermano. Constituyen las dos caras de
una misma moneda. “El que no ama a su
hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” ( 1Jn 4, 20 ). Uno
de nuestros grandes místicos era san Juan de la Cruz y lo quedó perfectamente
resumido en una frase: “ al atardecer de nuestras
vidas seremos juzgados por el amor”.
Nada más
por hoy; no olvidemos que
tenemos que ser felices y seguir apostando por los signos de la vida y siendo
responsables con las recomendaciones de nuestra sanidad. Entre todos lo vamos a
conseguir. Un fuerte y simbólico abrazo. Os recuerdo y os siento cercanos.