jueves, 19 de marzo de 2020


Y LLEGÓ SAN JOSÉ

Queridos feligreses y amigos:
Antes que nada permitidme que felicite a todos los padres de familia y a los que lleváis el nombre de José. En esta celebración de vuestra onomástica tan especial desearos fuerza, ánimo y sabiduría para vivir especialmente la paternidad como un regalo y un don de Dios. La adversidad del momento se convierte hoy en oportunidad para vivir la cercanía y el calor del hogar con vuestros hijos. ¡Disfrutad este día como único!

Bueno, ¿cómo lo lleváis?. Deseo que con toda la paz posible pero con el ánimo fuerte para vencer a la adversidad, y aprender de esta situación para situarnos en medio de la vida con opciones claras de entrega, de aceptación de la dificultad, de superación, de vivir con menos para que algunos vivan con un poco más, de dar valor a lo que realmente lo tiene poniendo en el centro a las personas, de vivir la fe en tiempos difíciles, de aprender de los pequeños de la casa, valorar a los que nos dieron todo sencillamente por amor, … cada uno puede poner aquí lo que desee y, si os parece bien, dejarlo descansar en las manos del Padre. Él nos escucha y siempre es fiel.

Y en medio de esta Cuaresma llegó la festividad de San José. Por favor, hoy no se nos puede escapar a nadie rezar por nuestros padres. Los abrazamos y les damos un beso si los tenemos al lado. Si no están junto a nosotros hay que llamarlos y que nos sientan mas cerca que nunca; y poner el abrazo en el cielo a los que están junto a Dios. Vamos a ser  agradecidos con ellos … nos han dado y nos dan  tanto de forma gratuita.

 Mt 1, 24: “ Cuando se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”. Este buen hombre, san José, era una persona de una fe profunda como buen israelita. Creía profundamente en el Dios de la promesa y de la alianza, pero supo arriesgar aceptando los planes de Dios: creyó en el Dios de la vida que ya palpitaba en las entrañas de María. Qué bonita palabra hoy: arriesgar, pero confiadamente. La vida palpita a nuestro alrededor en tanta gente de gran corazón. Vamos a ponerlos bajo la protección de san José: a todos los que están dando su vida servicial y gratuitamente para que todos tengamos vida abundante.

Supo preocuparse de los demás porque era un hombre sencillo, nada complicado. Con sus dudas como cualquiera pero con un corazón que amaba y confiaba tanto en Dios como en María. Tenía una fe que le llevó a ocuparse de los demás, dando la vida, con generosidad. Supo descubrir que es importante dar pero es más necesario darse por completo. Buscó el sentido de su vida y lo encontró. Desde este momento ya no se guarda nada para sí mismo sino que todo es entrega y donación.

Hoy nos enseña a vivir y aceptar la dificultad como un reto de superación, tanto personal como comunitario, y vivir los planes de Dios en medio de nuestra vida, siendo orantes en lo cotidiano y buenos ciudadanos en lo ordinario y familiar de cada día. Nos llama el servicio gratuito y fiel hacia los demás, los nuestros y los prójimos de cada día.

Tengamos un recuerdo muy especial por el Seminario de Badajoz; por nuestros seminaristas y sus formadores. Y recemos para que el buen Padre, si es su voluntad, anime y suscite nuevas vocaciones al servicio ministerial. Los sacerdotes hoy recordamos la que ha sido nuestra casa durante tantos años, nuestro san Atón querido, y nos gustaría volver a verlo vibrar con el bullicio y la vida de nuestros años allí. Agradecemos cuanto recibimos y nos hizo llegar al ministerio; y oramos para que la llama de la fe se fortalezca en nuestras comunidades parroquiales con nuevas vocaciones. Recemos de verdad y de corazón por esta intención.

Feliz día, … un día menos para el abrazo deseado. Mientras tanto, nos quedamos en casita y somos obedientes en lo que nos piden. Mi abrazo simbólico y mi oración por todos.