miércoles, 25 de marzo de 2020


¡ QUE SÍ!

Queridos feligreses y amigos:
Hoy es un día muy importante en el calendario cristiano: celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor y su Encarnación en las entrañas de la Virgen María. En medio de esta Cuaresma tiene especial protagonismo nuestra Madre María. También entre nosotros daría comienzo, en la celebración de la tarde, el Septenario en honor de la Virgen, Nuestra Señora de los Dolores. Por eso, celebramos un día Mariano por excelencia y nos uniremos a la oración del Rosario desde Fátima a las 19.30 horas de la tarde pidiendo especialmente por los enfermos y las victimas del coronavirus, sus familiares, personal sanitario, y todos los que están trabajando por nosotros, a los que el Papa Francisco ha llamado “los santos de la puerta de al lado”.

Creemos en la existencia de un Dios Padre creador de todo. En el amor de Dios todo brota, nace de la nada; por pura gratuidad de su ser. Todo cuanto se crea es bendecido con su palabra: “¡hágase!, … la luz, la tierra, el cielo, los mares y ríos, las plantas, animales de toda especie, y el hombre y la mujer”.  Y vio Dios lo que había creado y era bueno y muy bueno. Desde ese momento la creación recibió autonomía de vida para generar más vida aún.

Pero la persona creada a imagen y semejanza del creador no fue leal a Dios. Con nuestra libertad rompimos esa armonía de lo creado, esa sinfonía perfecta de creación y vida. Llegaron las notas discordantes del pecado y afearon la partitura y la belleza de la mejor obra conocida.

Y se hizo necesario otra obra maestra en la que los protagonistas confiaran especialmente en el Creador. Otro “¡Hágase!” se estaba componiendo en la mente del Autor desde la belleza de lo humilde, lo pequeño, lo sencillo y cotidiano. La belleza de una pequeña mujer que tenía fe, gozaba de entrega y se vestía de humildad para reconocer a Dios. Una perfecta sinfonía que sonaba en el silencio y en la paz de un pequeño hogar: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. No temás, María porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús; es el Hijo del Altísimo. ( …) ¡Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra!” ( Lc. 1, 26-38)

Se gestaba ese otro “Hágase” en las entrañas de la Madre para que todo volviera a ser muy bueno y brotara una Nueva Humanidad en su Hijo; recrear esta humanidad aún está en nuestras manos. Somos los nuevos protagonistas de esta obra como lo fue María porque se prolonga en el tiempo. Hay que dejar miedos y responder con esperanzas renovadas. Ofrecer un Sí de confianza, de promesa, de fidelidad, de cuidado, de amor, de vida. Aprendamos a decir que Sí … a Dios y a nuestros hermanos.

Dejemos al Espíritu Santo que engendre en nosotros tanta vida como seamos capaces de dar y de regalar en la forma de mirar al futuro; y que hoy se convierte en hospitalidad, solidaridad, oración, entrega, compasión hacia todos. Una lección que aprendemos en la Escuela de María: obedecer diciendo Sí quedándose en casa; decir Sí en los momentos y ocasiones de cada día a los que tenemos cerca; un Sí a lo cotidiano; un Sí a la confianza plena en Dios y a una oración muy encarnada; un Sí de pasos cortos o largos en tantas personas que están haciendo una opción más humana, cariñosa y cercana con la que está cayendo. Dios hoy sigue suscitando corazones como el de María, dispuestos a creer, a amar y a entregarse,  incluso en condiciones absolutamente excepcionales. ¿ Puede estar naciendo poco a poco una humanidad renovada y nueva? ¡ Hágase! ¡Tú lo haces posible!.

Os dejo con una sencilla canción para acompañar este día. Que os hecho mucho de menos y rezamos unos por otros. Un, deseado y esperado,  fuerte abrazo.