EL PAN DE VIDA
ALIMENTA Y FORTALECE LA FE
Queridos feligreses y amigos:
Casi sin darnos cuenta se nos está terminando el mes de
abril. Queremos mantener la mirada en el futuro esperando que sea mejor; y hacer propósito de estar cerca de los demás, de sus preocupaciones y necesidades;
de sus situaciones concretas que pasan por ser también las nuestras; apelando
constantemente a la responsabilidad tanto personal como ciudadana. Este virus
lo paramos entre todos, pero todos tenemos que ser responsables en los
espacios de la vida, tanto en el hogar, en el trabajo y en los lugares
públicos. Os deseo de corazón un feliz día.
La liturgia de hoy nos vuelve a adentrar en el largo
capítulo seis del evangelio de San Juan (Jn 6,44-51). Seguimos profundizando en
el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida. Somos conscientes que necesitamos el
alimento diario del pan material para vivir, y de otros “muchos panes” que nos
dan dignidad en esta vida: sabiduría, sanidad, familia, cercanía,
compasión, trabajo, … Todas estas realidades son necesarias para el crecimiento
y el desarrollo de la vida. Deberíamos vivir todos procurando que a nadie le
falten estos dones necesarios en su vida.
Pero hoy, me quiero parar en dos frases concretas de este
pasaje evangélico: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre” . Podemos
aclarar esta frase diciendo que nadie puede llegar a Jesús si Dios Padre no lo
lleva hacia Él. Nos adentramos en el tema de la fe. Para llegar a Jesús, y
descubrirlo en nuestra vida, necesitamos la fe. Un descubrimiento que no es
saber más sobre Él; ni dejar una idea permanente en mi memoria a modo de
recuerdo que sirve para vivir. Necesitamos descubrirlo como el que camina junto
a nosotros y nos lleva hacia el encuentro con el Amor del Padre y la donación
en la vida de nuestros hermanos.


Cuando hablo con gente joven, y no tan jóvenes, sobre las
opciones y decisiones que muchas veces hay que tomar en la vida, me gusta
recordar que serán mejor tomadas y más ciertas, cuando las pongamos a los pies
del Sagrario; si buena y necesaria es la oración, tenemos que esforzarnos por
vivir con más profundidad la oración eucarística. Nos tenemos
que dejar acompañar por Jesús sintiendo muy necesario en nosotros el valor
profundo de la Eucaristía.
El Pan de la Vida nos alimenta y nos une en su amor fiel;
es nuestro alimento de espiritualidad y nuestra fortaleza en la vida cristiana.
La vida cristiana se alimenta en la Eucaristía y nos lanza a un auténtico y
verdadero ejercicio de la caridad con nuestros hermanos. Os deseo un día muy
feliz, esperando con ansiedad el momento de estar juntos. Nos seguimos
recordando en la oración. Un fuerte abrazo muy virtual, …