viernes, 1 de mayo de 2020


SAN JOSÉ OBRERO, RUEGA POR NOSOTROS

Queridos feligreses y amigos:
El mes de mayo abre sus brazos para acogernos en estos días llenos de luz y de sol. La primavera está en todo su esplendor. Es un mes precioso y así tenemos que acogerlo aunque las circunstancias nos hagan estar metidos en nuestras casas. A partir de mañana comienza esa desescalada anunciada con franjas horarias, como los patios de los grandes colegios en la hora del recreo, que podremos comenzar a disfrutar. Nos tenemos que hacer una llamada a la responsabilidad personal y colectiva. Tenemos que guardar las medidas de seguridad para que el virus no se transmita: uso de mascarillas en lugares públicos, guantes y lavarse las manos, dos metros de seguridad con la persona que te encuentres, … Nos jugamos mucho, y es muy fácil volver para atrás. ¡No perdamos lo conseguido!, aunque sea por la memoria de los que nos han dejado y la gratitud a los que nos están cuidando; y por tantas empresas que tienen que abrir sus puertas.

Hoy, día uno de mayo, celebramos la fiesta de San José Obrero y el día del Trabajo, teñido por la tristeza de la muerte de tantas personas en esta crisis sanitaria; y profundamente agradecidos por el personal sanitario, de investigación, fuerzas de seguridad, emergencias y demás suministros que están sosteniendo nuestra vida. Podemos mirar con mucha preocupación que estamos pasando a vivir una verdadera crisis social: personas vulnerables, padres y madres con sus hijos en espacios muy reducidos, falta de acceso a recursos básicos en muchas familias, pérdidas de empleos que afectan a cantidad de personas de todas las edades y en muchos de ellos sin prestaciones ni subsidios por desempleo. Si en nuestro país ya teníamos altas cifras de desempleados ahora se ven aumentadas por esta crisis sanitaria. Muchos negocios que han cerrado, como no tengan más ayudas, difícilmente van a poder abrir de nuevo.

Vivimos momentos  difíciles en los que se dan respuestas de todo tipo, pero en los que lo mejor de las personas también sale a flote. Muchos, en esta crisis, han y están sacando lo mejor de ellos mismos. Nos hemos dado cuenta que tenemos que cuidar el SER de la persona por encima del TENER y DISFRUTAR. Hoy le damos más valor a los que tenemos al lado que le dábamos antes de esta situación; hoy nos sentimos más afectados ante esta realidad social porque, de una forma o de otra, a todos  nos ha tocado en nuestras vidas; hemos crecido en sentimientos de fraternidad y la solidaridad, que se viste de infinidad de formas nobles, se está poniendo en el centro, y el dolor ajeno lo vivimos como propio: ante situaciones duras somos más conscientes de la necesidad del otro y más acogedores de la ayuda que nos pueden prestar. Vivimos encerrados en nuestras casas y más conectados con los demás que nunca. Sentimos y valoramos mejor lo que hoy no podemos tener, y deseamos que todos estén bien.

Tenemos que hacer opción por el bien común; necesitamos apostar por lo común, por el progreso como sociedad en el que nadie permanezca en la cuneta; valorar las acciones que llenan de dignidad a las personas, amparando especialmente a los más vulnerables, para que se sientan protegidos; y que su voz es importante en las decisiones sociales. Necesitamos un sistema político que parta de la necesidad de servir conjuntamente, dejando a un lado ideologías y consignas, y sitúen en el centro a la persona. Un sistema político que escuche las propuestas de la misma sociedad; que se purifique de errores de otros momentos y no caigan en la altivez o “en el tú más”. Este momento es apremiante para que nuestros gobiernos se dejen la piel en el terreno escuchando, acompañando, atendiendo, velando y cohesionando a la sociedad en sus cientos de peticiones legítimas. No es tiempo de meterse en urnas de cristal que los protejan, sino de lanzarse y dar lo mejor en el encuentro con la persona de hoy y su realidad más cercana.

Y que defiendan y opten por fortalecer el sistema laboral en nuestro país. El trabajo es muy importante en la vida y en el crecimiento de las personas; y tiene que gozar de máxima dignidad, además de ser protegido. Participamos en la obra de la creación mediante nuestros trabajos, cooperando a que la creación goce de plenitud. El trabajo es la mejor terapia para el crecimiento personal, el sustento familiar y la educación en el hogar. Una sociedad de trabajadores es una sociedad sana y con oportunidades.

Este mes de mayo es el mes de la Virgen María en la Iglesia. “Con flores a María” proclama una de las canciones populares en este tiempo de primavera. Acudamos a la Madre en esta realidad, la ponemos bajo su mirada y rezamos por la salud y la recuperación de esta seria crisis sanitaria y social. Es el mes del Rosario como oportunidad para ser rezado en familia o, a partir de mañana, en un sencillo paseo. La Virgen María siempre acompañará nuestra vida con especial protección materna. Recemos de corazón a Ella para que siga siendo nuestra mejor intercesora.

Os deseo lo mejor; repito que, a partir de mañana, seamos más responsables que nunca en nuestra forma de estar en la calle y en los lugares públicos. Os bendigo de corazón y os doy, aún por estos medios, un fuerte y deseado abrazo.