lunes, 20 de abril de 2020


NACER DE NUEVO, … ¡REINVENTARNOS!

Queridos feligreses y amigos:
Comenzamos otra semana nueva en nuestras casas. Vamos a vivir este tiempo con serenidad y con paz. Es muy bueno pensar que lo estamos haciendo por nuestro bien y por el bien de los demás. Tendremos tiempo de estar juntos e incluso compartir esta experiencia que, aunque dolorosa y triste, también está siendo nueva para todos. Cuidemos la interioridad y la reflexión que nos van a hacer mucho bien. ¡Feliz día a todos!

Jesús se encontró en su vida con muchas personas y de diferentes formas de ser y de pensar. Con todas fue capaz de abrir un diálogo y darles la posibilidad de buscar a Dios en sus vidas. A algunos los llamó para estar con Él; otros se le sumaron al pequeño grupo inicial; los hubo que se acercaron y se marcharon; también a los incontables anónimos a los que abrió los signos del reino de Dios. Es decir, Jesús fue sembrando sin esperar cosechar y viviendo la cercanía, la compasión, y la misericordia de Dios con los que se encontraba o acudían a Él.

Hoy, el evangelio de San Juan (Jn 3, 1-8), nos presenta otro encuentro de Jesús. El protagonismo es compartido con Nicodemo, una persona importante e influyente al ser miembro del Sanedrín de Jerusalén. Se siente atraído por la palabra y por los signos que Jesús ha realizado; seguramente ha sido testigo de alguno de ellos. La fe para este hombre es muy importante. Bebe y se sacia continuamente en las Sagradas Escrituras; conoce muy bien a Dios y las normas que hay que vivir para ser fiel a la Alianza, y así las interpreta y enseña.

Sabe que hacia Jesús se ha creado un ambiente adverso en el Sanedrín y que soplan vientos muy fuertes en su contra. Su modo de enseñar y de actuar es nuevo. El Dios a quien presenta cambia la vida de la gente y además es un Dios parcial hacia el más pobre y desvalido. Está poniendo en duda constantemente la forma de enseñar y de presentar a este Dios por la religión oficial, situando en el centro el amor de Dios por cada uno de sus hijos. No reduce la experiencia de Dios al templo, ni a rituales ni sacrificios, … Dios está en la libertad, en la verdad, en el corazón, en la vida compartida con los más pobres, en la inocencia del niño y en la entrega del adulto.

Este buen Nicodemo se sentía atraído por Jesús y fue a visitarlo en la noche, en medio de la oscuridad para no ser visto ni descubierto. Tenía miedo y estaba confundido, con sus dudas: “… sabemos que has venido de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él”. Nicodemo era un buscador y no permaneció parado. Buscaba el sentido de su vida y de su fe y pensó que podía encontrarlo en Jesús.

De nuevo en esta Pascua aparece el término “la noche” en la experiencia del buscador que se disfraza de enfermedad mundial, de dolor por tantas muertes en estos momentos, de incertidumbre ante el futuro, incomprensiones y soledades, … Es nuestra realidad actual, pero no temamos acercarnos a Jesús. Sabemos que nos escucha, nos da esperanza, nos acompaña y orienta nuestras vidas; aclara nuestras dudas. Le reconocemos en nosotros, en nuestra vida diaria, en la búsqueda de sentido a tantos sin sentidos que nos acechan, … “es el Señor” como le confesaron sus apóstoles.

Jesús contestó a Nicodemo: “Te lo aseguro, el que no nazca de  nuevo no puede ver el Reino de Dios”. Nacer de lo alto, nacer de Dios. Nacer de nuevo en nuestra realidad porque los criterios de este mundo que nos han regido van a necesitar una transformación, un cambio. ¿Qué hay o se esconde detrás de muchas decisiones que se toman en la vida o que tomamos nosotros, por pequeñas que sean? Se crean abismos entre lo que significa la persona, el bien de la tierra, las decisiones gubernamentales, el sentido del futuro, la misma fe, …  y lo que después mueve nuestra vida: prestigios, reconocimientos, intereses, bienestar a toda costa, poder; o por el contrario, servir, gratuidad, amar, pasar a un segundo plano, voluntariado, …

Nuestras opciones y decisiones han de estar en guardia. Nacer de nuevo brota de la opción por ser luz y sal en medio de las realidades. Transformaremos nuestra vida y nuestras opciones si nos encontramos con Jesús, y reorientaremos nuestra vida, actitudes, anhelos, con el deseo de encontrarnos con el amor del Padre.

Os deseo un feliz lunes. Seguimos confinados pero no parados. Un deseado y fuerte abrazo.