sábado, 4 de abril de 2020


PASÓ HACIENDO EL BIEN

Queridos feligreses y amigos:
Desde ayer, Viernes de Dolores, estamos inmersos en la semana grande de nuestra fe: el tiempo de la Semana Santa. Lo viviremos de forma diferente a otros años pero no con menos intensidad. Debe ser un tiempo de interioridad, de silencio, con una reflexión importante sobre nuestra vida. ¿Dónde están nuestros proyectos y cómo vivimos cada día? En algunas realidades tendremos que empezar de nuevo; y otras habrá que consolidar en nuestra forma de vivir y de actuar. Ayer os dejamos un material por las redes sociales para poder celebrar las mismas procesiones de una forma diferente, pero con intensidad. Cada día importante nos acercaremos con este mismo propósito. Es sencillamente una pequeña ayuda que cada uno puede utilizar. Esperemos que os sirvan. ¡Ya es sábado, vísperas del Domingo de Ramos!

La misma liturgia de hoy sábado ya nos pone en el aviso del desenlace de los acontecimientos en la vida de Jesús. Cada jornada está siendo más tensa entre los dirigentes religiosos y el mismo Jesús. Sus palabras llegan al corazón de la gente y Jesús es seguido por grupos numerosos. Esto entraña sus dificultades ya que Jesús incomoda sus pretensiones. Volveremos siempre, desde el evangelio, a un principio básico en la vida: ¿nos mueve el servicio y la entrega gratuita, o el poder y el prestigio a costa de lo que haga falta? Por eso Jesús es incómodo ante los que tienen mucho poder, y más aún cuando están hablando, como únicos interlocutores,  en el nombre de Dios.

La realidad es dura y Jesús un peligro para sus intereses personales. De ahí la afirmación del Sumo Sacerdote de aquel año: “os conviene que muera uno por el pueblo”; (…) “y desde aquel día decidieron darle muerte” ( Jn 11, 47-57 ). Aquí ya se anuncia claramente la persecución y la muerte del Inocente.

Jesús en su vida vivió las alegrías y las dificultades propias del ser humano al querer sembrar el Reino de Dios. Todo lo humano le afectaba profundamente: la tristeza, el dolor, la muerte, la ausencia de Dios y del sentido de la vida, la pobreza, la enfermedad … Se dejaba afectar por la realidad y esto conmovía sus entrañas, siempre llenas de bondad, de verdad y de misericordia porque Dios, su Padre, estaba en el centro de su vida. Vivir para Él es sinónimo de hacer la voluntad de Dios: afectado por el amor de Dios y conmovido por el amor hacia los hermanos, especialmente los más pobres y necesitados. Este era su principio vital.

Chocó necesariamente con el poder reinante. Los dirigentes religiosos no van a aceptar que Jesús ponga a la persona en el centro de su actuar; y si la ley y las costumbres, especialmente la ley del sábado, tienen que ceder el puesto a la opción por el débil y por el que sufre, bienvenida sea esa opción. Si le sumamos que se declara abiertamente Hijo de Dios llamando a Dios su Padre, y enseñándonos a dirigirnos a Dios como sus hijos, termina por romper el monopolio de lo religioso en manos de unos cuantos dirigentes. Sus enseñanzas no son aceptadas porque queda al descubierto la vida de aquellos religiosos que anteponían todo, leyes y costumbres además de su poder personal, a las personas más indefensas. El final de toda esta historia ya es predecible.

Hoy debemos tener una opción clara en nuestra vida cristiana: ¿Qué nos afecta realmente en nuestra vida? ¿Nos dejamos afectar, tocar, por esta situación que estamos viviendo? ¿Ponemos a Dios y a las personas en el centro de nuestra mirada y de  nuestro actuar? ¿Anteponemos costumbres, normas y leyes a las necesidades reales de los demás? Somos invitados a profundizar en las palabras del evangelio; somos cristianos de la Palabra y en Ella encontramos el mensaje central de la fe y de la vida, que no es otro que Jesús: “pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el mal, porque Dios estaba con Él”. (Hch 10, 38)

Y hoy sábado, día siempre dedicado a María, nuestra Madre, pongamos en ella nuestro corazón y nuestra oración pidiendo especialmente por esta realidad tan dura que estamos viviendo. Que Ella ayude, interceda y proteja nuestras vidas. ¡Feliz vísperas del Domingo de Ramos! Abrazos virtuales para todos.