EL CAMINO DE LA
VERDADERA VIDA
Queridos feligreses y amigos:

Nos encontramos celebrando el quinto domingo de esta
cincuentena pascual. La liturgia de hoy nos vuelve a traer la lectura del
evangelio de San Juan (Jn 14, 1-12). Es la Palabra que escuchamos en la
celebración del viernes y del sábado.
Sabemos que Jesús se encuentra reunido con los suyos en
la mesa de la última cena y les ha abierto su corazón. Los ve preocupados y
tristes y los anima a no desfallecer y mantener firme su fe en Dios y en su
persona: “No se rompa vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí”.
En esta realidad Jesús les está abriendo de par en par su corazón, su propia
identidad.
“ Me voy a prepararos sitio, volveré y os llevaré
conmigo, para que donde yo estoy estéis también vosotros”. Somos todos muy importantes para
el Señor. Él no quiere que nada se pierda de cuanto Dios Padre ha sembrado por
su amor en nosotros. En esta vida hemos recibido infinidad de dones para
sembrarlos en nuestra realidad, llenos, desde su origen, de primicias de vida y
de eternidad. Por eso hemos de responder construyendo con los demás desde lo
que Dios ya ha puesto en cada uno de nosotros. Estos dones de eternidad
sembrados serán dones de plenitud acogidos en las manos del Padre; en esas
moradas eternas que Jesús ya ha preparado para cada uno de nosotros. Nuestra
vida será plenificada, glorificada por el Amor del que nos dio la vida. El encuentro con Jesús nos hace plenamente felices
porque nos hace sentarnos con Él en intimidad y en un proyecto de vida tanto
personal como compartida en esta tierra y glorificada para siempre en el cielo.

La Madre Teresa de Calcuta decía que Jesús es “el Camino
de la Vida Verdadera”. Cada cristiano, cada uno de nosotros, debe descubrir en
su vida lo que significa que el Señor es el que nos lleva a la vida auténtica y
nos hace descubrir los profundos tesoros de la vida cristiana. Ser creyentes es
seguir a Jesús pero no desde las ideas o lo que hemos aprendido, aunque una
buena formación siempre nos viene bien. Ser creyente es tener la suerte de
habernos encontrado con Jesús en nuestra vida; que este encuentro produce gozo
y alegría; descubrirle a Él como fuerza personal.
Jesús es luz que alumbra e ilumina nuestros valores y
nuestras opciones; quién le conoce a Él conoce realmente quien es Dios Padre
porque se encuentra con el Amor entregado en la vida cotidiana; leer la vida
desde Él da sentido a lo que vivimos y nos ayuda a encontrarnos con nosotros
mismos y con los demás. ¿Realmente le conocemos? Vivir como Él hace posible esa
vida verdaderamente humana para todos. La misma comunidad, la Iglesia, ha de
buscar y encontrar en cada ser humano su auténtico camino y proyecto de vida.
Quien se encuentra con Jesús se encuentra con Dios; y quien hace opción por
toda la dignidad humana que nos rodea está compartiendo y viviendo la verdadera
humanidad de Dios en esta tierra.
Vamos a ir entrando en esta recta final de la Pascua
hasta llegar a la fiesta de Pentecostés. Que por la intercesión de la Virgen
María se derramen en nosotros las primicias del Espíritu Santo para seguir
acogiendo la llamada de Jesús y confiemos en Él, nuestro camino, nuestra verdad;
y la meta de todo ser humano, una vida digna, plena y abundante, con entrañas
de eternidad.
Mañana pasamos a la Fase 1, … responsabilidad, coherencia
y protección para tu vida y la de los demás. Nos tenemos que ayudar entre
todos. Un más que merecido y deseado abrazo por estos medios digitales, …