JUNTO AL DOLOR, UNA SANTA CRUZ GLORIOSA Y BENDITA
Queridos feligreses y amigos:
Hoy es un sábado muy especial; primer sábado del mes de
mayo en el que de forma especial recordamos y celebramos la memoria de la
Virgen María. Ella, nuestra Madre, la Flor de las flores de este mes, y se
reúne con la comunidad apostólica, igual que con nosotros, para llevar la
experiencia comunitaria de la fe al encuentro con el Resucitado.
Mis recuerdos, mi memoria, mis sentimientos y mi fe están
hoy más que nunca en mi pueblo. Esta entrada en el Blog parroquial habla más de
mí y de mi historia personal. Hoy, Don Álvaro, tenía que estar en su fiesta más
importante de todo el año. Estaríamos a esta hora celebrando la Eucaristía de
las Fiestas de la Santa Cruz después de ver y escuchar como los más jóvenes
vivían una impresionante diana por las calles del pueblo, con las paradas
obligatorias en las casas de la Reina y las Damas, además de la casa del
Alcalde, para desayunar tras la primera noche de las fiestas; y terminar esta
diana en la casa de los Mayordomos. Se abren estos días con el repique de
campanas y disparo de infinidad de cohetes. Por la tarde, el pasacalle amenizado
por la charanga y acompañado por autoridades, la Reina y las Damas de Honor,
además de los Mayordomos y jurados (-así se llama a los que prestan su servicio
y ayuda gratuitos en estos días para que todo esté organizado y muy bien-)
invitando a la fiesta a toda la población.

Tras este inicio nos reunimos en el espacio construido
por los hermanos de la Santa Cruz que es para todos nosotros un signo de
identidad y de pertenencia. Tiene lugar el Pregón de Fiestas; vamos a tener que
esperar un año para escuchar con emoción a nuestro amigo Juan Milanés, ¡Qué bien
lo realizará, cargado de sentimiento y de vida!. Del Pregón a los fuegos
artificiales con dulces; y nuestra querida tómbola y ya a cenar porque comienza
la noche de música y baile. Hoy sería el día grande, con la Celebración de la
Solemne Eucaristía, con previo traslado de la Santa Cruz por uno de los
pequeños de la casa, y la posterior procesión acompañándola por las calles de
mi pueblo. Son obligatorias las paradas
en las casas de los más mayores o de los enfermos. Momentos de vida rural
compartida, de vida sana y en paz, de celebración que te sumerge en la devoción
popular que nos identifica a todos; momentos de familia inolvidables, de amigos
para siempre, de fe encarnada en la raíces de un pequeño pueblo. Y llega el
momento de la subasta en la puerta de la casa de los mayordomos. Aquí hay
estampas que se sellan a fuego en la memoria y en el corazón de todos. Se
habla, se baila, nos ofrecen comida y bebida, se pujan los palos y bandera y
estandarte, se ríe, se llora de emoción, … todos felices en la casa de los
Mayordomos que durante un tiempo prolongado es la Casa de la Santa Cruz y, por
lo tanto, es la casa de todos. Y así continúan las fiestas más días, según
calendario, con bailes, matiné, algunas actuaciones, fútbol, juegos para niños,
….
¡Este año es todo diferente!, y además, será inolvidable.
Tenemos la sensación de que nos falta celebrar lo más importante en nuestras
vidas y, aunque lo queremos vestir con la mejor cara posible, nos falta estar
juntos y se impone la realidad del confinamiento en nuestros hogares. Por las
redes sociales nos damos ánimos, colgamos vídeos y fotos de otros años,
escuchamos el repique de campanas y los cohetes, la charanga y las orquestas,
la misa y la procesión, … es verdad que ayuda, pero no estamos de fiesta,
estrenando traje o corbata. Hoy la cervecita o el posible cubata no saben
igual, nos falta saborearlo al ritmo de la vida compartida. Vamos a recordar
mucho este año 2020. ¿Cómo aprieta y duele?

Recuerdo también a Isabel, esposa y madre de familia
numerosa, trabajadora, sencilla y fiel a todos los suyos. Se entregó en su
hogar y fue acompañada por todos sus hijos hasta el final; ¡pero qué final!, …
ninguno pudo estar junto a ella ni en la misma despedida. También lo
celebraremos juntos y los acompañaremos. No olvido a Ana Mari que, en soledad y
en Madrid, no pudo estar cerca y despedir a Jesús, su marido, por esta realidad
de confinamiento. También he rezado por ella y por su esposo. Para todos he
pedido fortaleza y fe, luz en el camino diario, y mucha esperanza en el amor y
la vida compartida. ¡Somos en la medida que amamos y somos amados!
¡Hoy es diferente, distinto, extraño! Pero la Santa Cruz
está en la casa de Valentín y de Inma, ¡cuánto me estoy acordando de ellos!
Preside la mesa de su comedor. En el corazón de los Mayordomos y de sus hijos,
Lucía y Valentín, estamos todos recogidos. En los buenos días a la Santa Cruz o
en las buenas noches que ellos le dirijan están prendidos nuestros saludos. Un
trocito de esta Santa Cruz está más anclado en nuestras vidas que antes. Y sacamos un compromiso: ayudar a los más
pequeños y a los más jóvenes a dejarse contagiar por la profundidad y el
significado de esta Fiesta de fe y de mucha esperanza. ¡Queridos Inma y
Valentín, muchísimas gracias por vuestra disponibilidad y entrega! ¡Queridos
jurados, sois únicos y os necesitamos! ¡Querido pueblo, desde el piso en el que
vivo, más unido a vosotros! ¡Lo celebraremos cuando se pueda y será grande e
inolvidable!
Un fuerte y deseado abrazo para todos, …