domingo, 3 de mayo de 2020


UN  BUEN  PASTOR  EN  NUESTRO  RECORRIDO  PASCUAL

Queridos feligreses y amigos:
¡Feliz domingo! Hoy celebramos el primer domingo del mes de mayo en el que especialmente recordamos y felicitamos a nuestras madres. Lo primero de esta mañana ha sido felicitar a las que tenemos junto a nosotros; y una oración y mirada agradecida al cielo por las que ya se encuentran con Dios. También en este mes de mayo seguimos recordando y orando muy especialmente a la Virgen María poniéndola como intercesora en esta situación compleja y difícil que nos toca vivir.

En Villanueva de la Serena y en otras muchas poblaciones se celebra hoy la Fiesta de la Santa Cruz bendita y gloriosa. Vamos a recordar muy especialmente a la Parroquia de la Santa Cruz de nuestra ciudad; a su párroco y a toda su feligresía, sin olvidar al entrañable barrio que lleva ese nombre. ¡Muchísimas felicidades! Que no se puedan disfrutar estas fiestas como nos gustaría, no quiere decir que no las celebremos de forma diferente sintiendo su presencia en nuestras vidas.

En la liturgia de hoy domingo celebramos el día del Buen Pastor. Me trae a la memoria estampas de mi infancia y juventud cuando en mi pueblo era muy común ver a los pastores llegar por la tarde con los rebaños de ovejas para guardarlas hasta el día siguiente. Las ovejas, cansadas y sedientas tras un largo día en el campo, eran conducidas por los perros de carea hasta los corralones donde eran guardadas. Nos sorprendía la tranquilidad con la que llegaban y buscábamos entre ellas a los perros mastines camuflados entre el rebaño. Hoy ya son estampas de la memoria de los que peinamos canas, pero no hace tanto tiempo. Recuerdo a mi tío Juan y a Mateo, su hijo, llevándolas por los callejones hasta el campo y, muchas veces, a la vuelta venían con algún borrego entre las manos porque había nacido en pleno pastoreo.

Me sorprendió el año pasado que esta estampa no es bien conocida por los niños de la Parroquia. En las zonas urbanas no es común conocer estas labores como las pueden conocer los niños de ambientes rurales. Tendremos que salir más al campo y buscar y encontrarnos con pastores y agricultores – también algún pescador – para poder adentrarnos en la enseñanza del evangelio.

Jesús anunciaba la Palabra de Dios conectando con la vida y los trabajos de la gente. No era un maestro de teorías, ni de ideas, ni de repetición de fórmulas. Su forma de enseñar era nueva y así lo demostraba constantemente. Hablaba del pescador, del sembrador, del pastor, de la mujer que amasaba el pan, de las flores de los campos y de los pájaros y sus nidos, … las imágenes de la vida diaria eran el centro de sus enseñanzas. Era fácil conectar con Él y con su mensaje. Se le entendía bien.

En un momento determinado habla del pastoreo y del ganado; se auto-define como el Buen Pastor a quien las ovejas oyen y se reúnen. A quien no es el pastor del rebaño no lo oirán de la misma forma y huirán de él. Una bella imagen para sentirnos comunidad e Iglesia que tiene, y escucha, una sola voz: la de Jesús, la del buen pastor que nos enseña por donde ir para caminar con seguridad. Muchas voces, infinidad de palabras, multitud de llamadas podemos recibir en nuestra vida, pero la fe nos lleva a clarificar de dónde vienen, quien o quienes las pronuncian, y hacia dónde orientan nuestros pasos. La invitación de Jesús no nos aleja de Él ni nos echa de la presencia del amor de Dios. En Jesús tenemos seguridad, nos da paz y tranquilidad, nos invita y llama a situarlo en el centro de la vida y de la comunidad. Dio su vida por cada uno de nosotros; se entregó por entero en medio de nubarrones y de vientos contrarios. Acompañó siempre al rebaño caminando por delante de todos.

El que no es buen pastor huye a la primera dificultad; el que no es buen pastor no se preocupa de los débiles, enfermos, pobres y necesitados; el que no es buen pastor no está en vela; el que no es buen pastor no está dispuesto a buscar al que se pierde o se sale del grupo; el que no es buen pastor no camina por delante en las dificultades ni por detrás cuando el camino es ancho y seguro; … No son imágenes de Jesús para dulcificar la fe, sino la perfecta imagen del Hijo que vivió en estas claves.

Jesús se nos presenta en el evangelio de hoy como “la Puerta” del aprisco de las ovejas (Jn 10,1-10). Otra preciosa imagen. Jesús es la puerta que nos da acceso para llegar a disfrutar de los dones del amor del Padre; es la puerta que nos reúne en una misma comunidad y fraternidad; es la puerta para acceder a su Palabra y a su entrega. Necesariamente hay que pasar por Él. Pero también es la puerta para salir en misión, de una Iglesia en salida como dice el Papa Francisco. Saldremos al encuentro de los demás, como Iglesia comunitaria y fraterna, después de pasar por Él y caminar al encuentro de una humanidad que necesita a Dios  proponiendo, invitando, llamando al encuentro con el que es nuestro Buen Pastor.

Queridos amigos, disfrutemos, en la medida de nuestras posibilidades, de este soleado y transparente domingo. Seguimos haciendo llamada a la responsabilidad personal y social. ¡Usemos las mascarillas, que nos protegen! Y oremos para para salir de esta situación. Un deseado fuerte abrazo. ¡Santa María, Flor de las flores de mayo, ruega por nosotros!