OS ENVIARÉ EL ESPÍRITU DEFENSOR
Queridos feligreses y amigos:
Muy buenos días en este lunes que abre otra semana. Ayer
tuvimos la oportunidad de celebrar y vivir la Eucaristía dominical en el templo
parroquial y en la capilla de nuestras hermanas concepcionistas. Muchos no habéis querido participar por cierto miedo o temor a salir de casa y
seguir viviendo el domingo en los hogares. Me parece muy bien. Poco a poco
iremos acercándonos a la normalidad, pero es bueno saber que los templos están
preparados para recibir a los fieles con las normas que nos han pedido, y así
son bastante seguros. Me dio muchísima alegría volver a veros. ¡Ánimo y por
supuesto responsabilidad!
Así es la vida. En muchas ocasiones damos pasos hacia
delante y en otras pasos hacia atrás. Parece que vamos a toda marcha y sin
frenos, y de golpe una parada brusca ante la que todo se detiene. Hemos deseado
que los templos se abrieran y poder estar juntos y ahora, llegado ese momento,
es normal que existan recelos, temores, miedos a un repunte de la enfermedad y
desandar todo lo conseguido. Creo que quien piense así tiene más razón que un
santo.

En la liturgia de este lunes del tiempo pascual nos
encontramos con un evangelio que es continuidad del domingo. En este
texto (Jn 15,26 - 16,4) nos recuerda
el evangelista San Juan que es precisamente el Espíritu Santo el que nos da
fuerzas y nos enseña para ir más allá de nuestras inseguridades, de nuestros
miedos, de nuestros desconocimientos y nos guía para poder situarnos frente a las
situaciones que vivimos. Así podemos responder con un buen discernimiento. En
estas respuestas tenemos que tener en cuenta que quien responde a la fe con
responsabilidad personal, y con la aceptación de que Dios vive en nuestro
corazón, está respondiendo muy bien desde las opciones de la vida cristiana.
El Espíritu Defensor enviado por Jesús a nuestra vida nos
orienta en las respuestas que damos para vivir la fidelidad al evangelio porque
esta Palabra viva siempre es nueva, siempre es actual y
abierta a la esperanza. Es una Buena Noticia que tiene que resonar y hacer
cambiar, tantas veces, nuestros valores y actitudes en la vida creyente.
Este Espíritu Santo nos quiere renovados, con
alegrías compartidas, disfrutando de los dones del amor de Dios que recibimos
por el don su gracia; esta Pascua de la Resurrección nos lleva a ir ya saboreando
la entrega, la efusión del Espíritu en nuestras vidas. Él será nuestra fuerza y
siempre estará junto a nosotros; es nuestro Defensor, nuestro Paráclito. En la
vida de fe responderemos a su acción en nosotros desde una auténtica y profunda
espiritualidad que experimenta el amor y la presencia de Dios desde la oración
constante, profundizando en su Palabra y compartiendo el don de su amor.

Hagamos hoy un acto de fe en el Espíritu Santo; aceptemos
que está a nuestro lado en el camino de la vida y en el trabajo por el bien
personal y de la humanidad; y que este mismo Espíritu mantiene viva en nosotros
la enseñanza de Jesús, para interiorizarla y llevarla a la vida cotidiana. Ser
seguidores del Resucitado es ser testigos, en el Espíritu, de su Vida junto a
la nuestra para compartirla con nuestros hermanos y obrar según Él.
¡Feliz día! Os sigo enviando mis abrazos por aquí y mis
bendiciones.