UNIDOS A ÉL DAREMOS
FRUTOS ABUNDANTES
Queridos feligreses y amigos:
Hoy es 13 de mayo, día en el que conmemoramos a la
Santísima Virgen María en su querida y cercana advocación de Nuestra Señora de
Fátima. Pongamos en su presencia y en sus manos la situación actual de
enfermedad que vivimos. Rezamos muy especialmente por todos los enfermos; para
ellos pedimos fortaleza y salud; y por todos los que sanan, velan, cuidan, dan
dignidad de vida a los enfermos para que la Santísima Virgen María les acompañe
en su noble tarea y en su entrega diaria. Ayer nos acordábamos de todos los
enfermeros y hoy del mundo de la sanidad en general; y del cuidado y atención
que recibimos en nuestras familias. ¡Santa Virgen de Fátima, ruega por nosotros!.
Seguro que tenemos sensaciones encontradas estos días en
nosotros. Sesenta días, dos meses desde que esto empezó. Confiábamos que no
sería para tanto tiempo pero ha superado con creces las expectativas, incluso
para los que pensaban que sería largo el confinamiento. Y, ahora que estamos en
la fase 1 en nuestra provincia, tenemos la sensación de que estamos un poco desprotegidos:
adolescentes de institutos paseando por las calles en grupo sin distancias y
sin mascarillas; otros grupos sentados en los bancos del parque de la misma
manera; padre hablando plácidamente en grupos sin protección y niños jugando
entre ellos compartiendo balones y otros juguetes; personas adultas hablando
plácidamente en las calles sin guardar distancias; compras en centros
comerciales en los que muchos entran sin ponerse una mascarilla; … No es tiempo
de reprimendas, pero sí de responsabilidades. Es muy fácil caminar hacia atrás.
Por cierto, en los templos es obligatorio el uso de mascarillas y obedecer las
normas higiénicas que nos han recomendado y que estamos cumpliendo. ¡Nadie en
una celebración sin la mascarilla preceptiva!.

“Vosotros sois los sarmientos; el que permanece en mí y
yo en él, ese da fruto abundante y así seréis discípulos míos”. Sabemos que si nuestra vida
cristiana se separa de Él nos quedamos sin savia evangélica que haga
fructificar los valores del Reino de Dios. Nuestra vida de fe queda muy estéril
si no permanecemos unidos a Cristo. No caigamos en el error de querer ser
cristianos sin una vinculación real con Él. Para seguirlo necesitamos vivir en
íntima comunión de vida con Jesús y saber apreciar y valorar el grupo humano,
nuestros hermanos en la fe, que también están íntimamente unidos a este tronco
común que es Jesucristo. Y una llamada a la ciudadanía: si todos estuviéramos
unidos en cumplir con las normas de sanidad pararíamos los contagios con
facilidad. Si cada uno va a lo suyo, desunidos del bien común y sin tener en
cuenta a los demás, no habrá frutos abundantes.

“Sin mí no podéis hacer nada”. Permanecemos unidos a Cristo en
este tiempo por medio de la oración personal y familiar; compartiendo la vida
con todos; en la escucha de su Palabra; celebrando la fe con los demás por los
medios audiovisuales y por las redes sociales; y. los que podemos, celebrando
ya la Eucaristía con los demás. Nuestras fuerzas se rehacen en la mesa
fraterna: unidos a Él y con signos de pertenencia a los demás, a la comunidad
eclesial y fraterna. ¡Lo necesitamos siempre!
¡Feliz día! No olvidemos dedicar un rato en el día de
hoy para rezar a la Virgen María. Un fuerte y deseado abrazo. Muchos nos
veremos, y eso me alegra, en la misa del domingo. Vivamos las recomendaciones de nuestros médicos y enfermeros: