¡MUJER DE ESPIRITUALIDAD CONTEMPLATIVA!
HOMILIA EN LA MISA EXEQUIAL POR SOR ESPÍRITU SANTO
Queridos hermanos sacerdotes de la ciudad;
querida comunidad concepcionista; queridos familiares de Sor Espíritu Santo;
hermanos todos en el Señor.
Hoy sentimos tristeza entre nosotros y más cuando en este año hemos despedido a otras dos hermanas de esta querida comunidad, a Sor Carmen y Sor Lourdes; pero también aceptamos que hay gran fiesta en el cielo por el encuentro de todas ellas.
Hemos comenzado el Adviento en esta Capilla encendiendo la primera llama de la Corona porque queremos caminar con esperanza al encuentro del que viene y celebramos hoy el encuentro definitivo de la que llega a su presencia para vivir el gozo de la eternidad.
Pero podemos hacer el ejercicio de contemplar este inicio de Adviento desde su vida porque tenemos que descubrir, como reza el tercer prefacio, que el Señor viene a nuestro encuentro en cada persona y en cada acontecimiento para que lo recibamos en la fe y en el amor.
En primer lugar, descubriremos que nuestra vida es hoy más agradecida que ayer: Sor Espíritu Santo llegó de Pozoblanco, en nuestra vecina Córdoba, a Villanueva de la Serena hace más de 68 años para vivir su total consagración a Dios. Y prestó diferentes servicios y tareas en esta Casa Conventual: fue Madre abadesa durante varios años; formadora del Noviciado General de la Orden de la Inmaculada Concepción; formadora y auxiliar de formación durante años; y una larguísima labor en la economía de su comunidad realizada con transparencia y muy bien. Queriendo emular a Santa Teresa de Jesús suscribimos con ella: “entre los números y las cuentas también está Dios”.
Hoy nos dice el evangelio de Lucas: “estad siempre despiertos, … no se embote vuestra vida”. Sor Espíritu Santo ha sido una mujer despierta que nos ha acercado a la Sabiduría de Dios que siempre es sabiduría del corazón. Que no es únicamente saber o conocer, sino ante todo amar. Y en una doble dirección: sentirse amada por Dios para crecer en el amor a Él y responder con una vida consagrada, contemplativa, entregada a lo que eres, vives y sientes. Hoy nos diría a cada uno de nosotros que la vida no se embota cuando en el centro se encuentra Dios y toda su historia de salvación, de vida, que se hace amor y cercanía cotidiana en la respuesta y donación personal.En esta verdad ella ha sido bendecida y con ella cada uno de nosotros. La Sabiduría de Dios, sembrada en ella, se hacía sencillez en el trato y en el hablar; tenía una gran inteligencia que era aún más fuerte en el silencio y en la prudencia, a la que podemos vestir de cierta timidez, pero convencido que enseñaba más con su silencio y sonrisa que con sus palabras.
¡Qué bello puede ser un Adviento de agradecimiento! Y Sor Espíritu Santo ha sido una mujer de la gracia de Dios sabiendo aceptar y escuchar los signos de la vida; dotada de una gran humildad que es sencillamente saber ser lo que se es y saber estar donde se vive. Sus palabras vestidas siempre de agradecimiento a Dios y a los demás, especialmente a sus hermanas de Comunidad.
Mujer fiel a su vocación: ¡mantenerse firme en Aquel que la sostiene!; mujer fiel a la Orden de la Inmaculada Concepción en su amor a María Inmaculada. ¡Consagrada contemplativa y callada! ¡Mujer concepcionistas de pies a cabeza! ¡Modelo de espiritualidad en el silencio y en la entrega! Seguramente entre todas vosotras era la que mejor conocía la orden concepcionista y toda su historia. Aparentemente era una mujer frágil, pero dotada de una gran inteligencia, por lo que siempre era consultada y sus respuestas tenidas muy en cuenta.
Y fiel a los compromisos adquiridos: vida de comunidad, crecimiento personal, acompañamiento de las demás; vida de oración y de celebración: jamás faltó al coro diariamente al oficio, a la oración y a la contemplación. Amaba profundamente “su ser contemplativa”; y le alegraban y dolían los aconteceres diarios de la vida de la orden y de su comunidad.
Nos enseñaría a vivir con lo necesario y no con lo añadido: ella quería a su manera, pero te quería de verdad y de corazón; muy meticulosa, cuidadora, tierna en el trato humano con cada persona y con sus hermanas de comunidad: entrañable, prudente, cariñosa, … ¡sencillamente, saber estar!
Y su familia ocupaba otro gran espacio en su corazón. Hoy estáis aquí muchos sobrinos; ayer os pilló por sorpresa la noticia de su muerte cuando viajabais para visitarla. Os podemos decir que os quería muchísimo y erais una sus riquezas. Siempre estabais presentes en su vida y en su oración.
Resumimos algunas notas que ella hoy nos diría para vivir el Adviento:
· Reconocer
la llegada de Jesús, con su amor, en la vida diaria.
·
Contemplar
su llegada como el mayor signo del amor de Dios en nuestra vida.
·
Vivir
agradecidos por cuanto nos regala cotidianamente en quienes nos rodean y nos
quieren.
·
Amar
profundamente la vida (Dios te la ha dado) y amar la historia personal para ser
respuesta de su mismo amor.
·
Vivir
la oración personal como fuente de vida y participar en la Eucaristía porque es
nuestra fortaleza, es el gran regalo de Dios.
· Acudir a María, nuestra Madre Inmaculada, y descubrir en Ella la grandeza del Amor con mayúsculas de este Adviento que se entrega sin límites.
· Y hacer de la experiencia del silencio nuestra mayor ofrenda para escuchar a Dios y aprender a escuchar también a los demás.